lunes, 14 de noviembre de 2011

Publicado en iProfesional.com

La clase media se prepara para el "fin de fiesta" consumista y el país, para decirle "good bye" a las tasas chinas

Analistas coinciden en que viene una nueva etapa, muy distinta a la que imperó hasta ahora. Problemas con el dólar, encarecimiento de los créditos y servicios más        costosos marcan un punto de inflexión en la economía.                                                           Y en el presupuesto de las familias. ¿Motivo de preocupación o festejo?

Por Fernando GutiérreziProfesional.com
El consumo empieza a enfriarse y la clase media argentina respira un  clima de "final de fiesta".

El movimiento comercial que se ve en estos días previos a las festividades de fin de año puede transformarse en el último capítulo del boom consumista.
Los analistas ven una larga lista de señales de desaceleración, pero advierten  que, pese a todo, esto puede ser una buena noticia.

Fue lindo mientras duró.
En los últimos dos años, un millón y medio de familias compraron un 0km.
Una cantidad similar cambió su viejo televisor por un moderno LCD, mientras que el número    de turistas que ha viajado al exterior escaló a la friolera de cinco millones en cada temporada.
Motivos más que suficientes como para que la clase media argentina considere que ha sido testigo de uno de los mejores momentos, en cuanto a la posibilidad del "disfute ya", que se extendió durante todos estos años.
Pero los tiempos cambian, las circunstancias económicas también, y ahora se empieza a respirar un cambio de clima, con las primeras señales claras de que la fiesta consumista  puede estar llegando a su punto de inflexión.
Por ahora, de modo inercial, las buenas noticias siguen llegando.
Una de ellas es el anuncio de que la venta de autos, octubre incluido, llegó al récord de 753.000 unidades, cifra que se ubica incluso "por encima de las proyecciones más optimistas trazadas para 2011", tal como señala Abel Bomrad, titular de la asociación de concesionarios.
Por el lado de las ventas en supermercados y shopping centers, también hay números que marcan la medida de la euforia consumista: el último dato oficial de septiembre da cuenta de aumentos, en pesos constantes, del 18 y de 22%, respectivamente.
Son números que impresionan. Incluso, se prevé una muy buena temporada navideña.
Pero es probable que formen parte de la última tanda de noticias espectaculares en cuanto a crecimiento exacerbado del consumo.
Esto no significa que el país deje de crecer. Pero sí que irá camino a hacerlo a la mitad del vertiginoso ritmo que le impuso el Ejecutivo en estos últimos años.
Así las cosas, entre los propios empresarios ya se observa que hay un dejo de sabor a despedida.
El por qué del cambio de humor
Los problemas de la economía argentina y el malhumor generado por las restricciones en el mercado cambiario configuran un "nuevo" escenario.
Un contexto que si bien ahora asoma como "nuevo", en realidad, es consecuencia dealgunas prácticas que fueron utilizadas de manera exagerada como anabólicos para inflar y extender     la fiesta consumista durante un buen tiempo.
Una de ellas es la de haber dejado al dólar planchado mientras que la inflación y las subas salariales hacían "de las suyas" y crecían de una manera difícil de sostener, de modo tal      que el billete verde quedó barato y volvió a concitar el interés de los argentinos.
Así las cosas, la fuga se exacerbó, el faltante de divisas comenzó a ser un problema acuciante para el país y el Gobierno echó mano a un remedio que amenaza con ser peor que la enfermedad: ponerle un "cepo" a la compra de billetes.
Y, cuando se toman estas medidas -en particular en temas tan sensibles para los argentinos como lo es el dólar- el humor social tiende a cambiar y se incrementa la percepción de que se está a las puertas de un escenario de mayor devaluación.
"El Gobierno dio la señal de que no hay dólares para todos", subraya Daniel Artana, economista de FIEL.
Pero no sólo es el billete verde el problema. También lo es el encarecimiento de los créditos,  tras la abrupta suba de tasas.
Y esto no es todo. Luego vendrá el escenario de moderación salarial en el que buscará    avanzar el Gobierno.
Tal como señala un dirigente sindical, "esa costumbre de pagar unos puntitos de más por   sobre la inflación, ya fue".
Y este cambio de escenario no sólo afecta al ahorrista. De hecho, desde las cámaras empresarias dejan entrever una cuota de cautela.
"Nosotros le tenemos mucho temor a la profecía autocumplida", dice Vicente Lourenzo, secretario de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, una de las agremiaciones empresariales más cercanas a la línea del Gobierno.
Es que un reciente sondeo llevado a cabo por la entidad da cuenta de que en octubre -si bien la variación del consumo ha sido positiva- fue de un rango menor, en torno de 4%, en parte debido a las tensiones del mercado cambiario.
El ajuste tan temido
Como a muchos empresarios, lo que más espanta a la directiva de esta agremiación es  que se empiece a hablar de ajuste.
"El argentino está muy sensibilizado por las crisis pasadas. Y lo peor que se puede hacer es transmitirle miedo a la gente, que obviamente dejará de consumir", afirma.
Si entre los optimistas de "el modelo" cunde este estado de ánimo, qué decir entonces de losanalistas críticos que, desde hace tiempo, vienen advirtiendo acerca de que el boom  de compras no iba a ser sostenible a futuro.
De hecho, lo que la mayoría de ellos está previendo es que ahora se comenzará a ver lacontracara.
El argumento que esgrimen es éste: como los récords de los últimos dos años tuvieron un fuerte componente de "adelantamiento de consumo", ahora viene la fase opuesta.
"Más que un enfriamiento, lo que vendrá es un sinceramiento de la economía. Porque se vivió muchos tiempo por encima de las posibilidades", grafica Alejandro Bernhardt, director general de Esade Business School.
"Se hizo una especie de consumo intemporal. Ahora, los argentinos van a tender a bajar su  ritmo de compras para poder afrontar el endeudamiento de aquello que adquirió en largas cuotas", agrega.
En la misma línea, Rafael Bustamante, titular de la consultora Cicmas, prevé un cambio de actitud por parte de la clase media.
"La incertidumbre sobre el valor futuro del dólar hace que la gente busque justamentegenerar ahorros en esa divisa, restringiendo el nivel de compras", observa el analista.
Algunas señales de advertencia sobre estos cambios en los patrones de comportamientono se hicieron esperar y ya pueden visualizarse en el mercado inmobiliario y en el de lacompraventa de autos.
Expertos del sector señalan que quienes tenían billetes verdes guardados en el colchón -con los que iban a apalancar alguna operación- ahora optaron por esperar, ante el temor que les genera el no poder restituir esas divisas (Ver notas: Los dólares del colchón ahora "no quieren salir" y se frenan las consultas para la compra de autos; Viviendas: ¿por qué 9 de cada 10 desarrolladores dice que la compraventa quedó "dañada"?).
Tasas chinas "good bye"
Por lo pronto, hay un tema preocupante, que se instaló en la agenda oficial y mantiene en vilo a los analistas.
Se trata del retiro de divisas de las cajas de ahorro en dólares que, según información oficial, se ubicó en la primera semana desde el inicio de los controles en un promedio de algo más de u$s100 millones diarios.
De modo que, tal como diera cuenta este medio, lo que el Banco Central "se ahorró" de vender de sus reservas para calmar al mercado, lo perdió por el efecto "goteo" de las   cuentas dolarizadas. 

Por fuera del tema financiero, los pronósticos sobre el sector industrial no son del todo "halagadores".
En este sentido, Miguel Kiguel, titular de la consultora Econviews, expresa su asombro por el hecho de que la fabricación de autos haya caído 8,4% en octubre. Y advierte que no todo es explicable por los problemas de exportación, sino que también se debe a que "es más floja la venta en Argentina".
Otra mala noticia llegó desde la Universidad Di Tella, en la que el llamado "Indice Líder" (que  suele ser utilizado como indicador para anticipar en un semestre los movimientos de laeconomía)  lejos de crecer, tal como lo vino haciendo hasta ahora, acusó un baja del  3,4% por ciento.
La conclusión del informe es que la probabilidad de que la actividad económica ingrese en una fase de desaceleración está subiendo, y ya se ubica en torno al 70 por ciento.
"Lo que viene es muy distinto a lo que pasó. Arranca una nueva etapa que requiere de un mayor cuidado", es el pronóstico del economista Miguel Angel Broda para quien "la Argentina, si hace las cosas bien, podrá crecer a la mitad de ritmo de cómo lo vino haciendo hasta ahora".
También para Federico Sturzenegger "la desaceleración de la economía será inevitable.   Habrá una caída muy importante en los niveles de consumo y de inversión".

Por su parte, Rodrigo Alvarez, economista jefe de la consultora Ecolatina, destaca el hecho de que el sistema financiero argentino tiene un fuerte sesgo cortoplacista.
"Como el 70% de los depósitos está pactado a menos de 60 días, la capacidad prestable de los bancos se encuentra direccionada hacia las líneas de crédito de más corto plazo".
¿Un ajuste para festejar?
Pero el clima de fin de fiesta no sólo estará justificado por el encarecimiento del crédito o por la incertidumbre respecto del dólar.
Habrá, además, una razón contundente: los salarios ya no ajustarán, como en los últimos dos años, por encima del índice inflacionario.
Al menos, ésta es la señal que, con bastante claridad, el Gobierno ha enviado a los empresarios y sindicalistas, en relación a lo que vendrá: una nueva etapa en la que primará la moderación en la puja de precios y salarios.

Un nuevo indicador al respecto está vinculado con el impuesto a las ganancias. Ante un nuevo pedido de la CGT para que el mínimo no imponible tenga un corrimiento superior al 50% antes de fin de año, la negativa del Gobierno fue contundente. Desde la Casa Rosada se hizo trascender que la pretensión de llevar el "piso" del impuesto a $12.700 fue considerada "un despropósito".
Visto del lado de las familias, implica que deberán resignar "algunos gustitos" paraadecuar  sus presupuestos no sólo a aumentos de sueldos que ya dejarán de correr unos puntitos por encima de la inflación.
También, a los mayores gastos que deberán afrontar en materia de transporte, luz, gas y agua.
En todo caso, cabe la pregunta: ¿es malo que ocurra esto?
A fin de cuentas, los diagnósticos críticos sobre la economía venían señalando como la mayor inconsistencia del Gobierno el forzar a la economía a crecer a una tasa mayor a la que puede sostener.
Así, palabras como "recalentamiento", "cuellos de botella" e "inconsistencias" fueron expresiones recurrentes de analistas y empresarios.
De alguna forma, con esta moderación a la que se aspira ahora, la Presidenta estaría demostrando que, a pesar de que su discurso sea duro, a la hora de los hechos cultiva cierto pragmatismo.
Lo había hecho en 2009 al contener el tema salarial y canalizar el crédito hacia proyectos productivos en riesgo de congelarse por falta de financiamiento.
Al respecto, un reconocimiento tácito se puede percibir desde el lado de economistas alejados del Ejecutivo, quienes destacan los aspectos positivos en las últimas decisiones.
Uno de ellos es Ricardo López Murphy, quien consideró, tras el anuncio referido a los subsidios, que "el Gobierno ha comenzado a reconocer los problemas económicos" y que "es una buena señal para el país y para el exterior que el oficialismo haya empezado a hacer correcciones en el ‘modelo'".
También del lado de Javier González Fraga, quien manifestó que la decisión "es para aplaudir", aun cuando es seguro que provocará un enfriamiento en el consumo.
En definitiva, todas las señales apuntan hacia un "final de fiesta" consumista para la clase   media argentina, al menos tal como se la ha conocido hasta ahora.
Pero, quizás, esto no sea necesariamente algo para lamentar.
Fuente:Publicado en www.iProfesional.com

 

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