martes, 27 de diciembre de 2011

Para la reflexión

Pensamientos Incorrectos
El señor González busca su lugar en el mundo
Por Rolando Hanglin | Para LA NACION

La Navidad de 2011 ha sido, para González, lo mismo que para cualquiera, una fiesta con fuerte carga sentimental. El recuerdo de los que ya no están, porque murieron o porque viven lejos. Las deliciosas anécdotas de infancia, que se repiten año tras año con tíos, primos y otros parientes, siempre igual. La excitación de los niños de la familia, abriendo paquetes y tirando cohetes a diestra y siniestra.

Pero este año, además, planeó sobre González el mismo interrogante que registran las cabezas de clase media, en el mundo entero: ¿Qué pasará en 2012?

González tiene cuatro hijos.

El mayor, Manuel, vive en Madrid desde hace diez años. Huyó de la Argentina en el 2001, como cientos de miles, y allí tiene a su mujer y sus hijos. Sus bienes son: un piso hipotecado, del que falta pagar veinte años de cuotas; tres niñitos inteligentes, que están bordeando la adolescencia; un glorioso pasaporte español, obtenido sin demasiado esfuerzo, gracias al detalle de que el muchacho se llama Manuel González y es nieto de asturianos. Pero Manuel es, hoy, un español desocupado más. Cobra el paro (mil euros) y busca trabajo sin mucha ilusión. En algún momento del 2012, se acabará el subsidio del paro (eso no está muy claro) y Manuel quiere saber si hay posibilidades de volver a la Argentina.

- ¡Claro, hijo, acá tenés a tu familia! Estamos mamá y yo, tus tíos, tus amigos, tu gente... ¡Está tu Racing Club de Avellaneda! ¿Donde vas a estar mejor que en tu propio país?

- Sí, viejo, ya lo sé. Pero yo tengo una hija que ya anda con noviecito en Madrid. Los chicos están muy aclimatados. Son españoles. Yo quisiera saber si hay trabajo para mí en la Argentina. Acordate de que soy kinesiólogo. Y mi señora, anestesista. ¿Conseguiremos algo?

- Eh...¡Sí, por supuesto! Acá se trabaja bastante bien. Claro que hay inflación, hay un montón de chorros sueltos por la calle, hay gente que vive bajo los puentes o en las plazas, es cierto... pero teniendo un título profesional, una carrera... yo creo...

- ¡Yo creo, yo creo, yo creo!¿A dónde vamos con el yo creo, pá? ¡Tengo mujer e hijos! Debo vender un piso a medio comprar...Es como quemar las naves...¡Me quedaré sin piso y con deuda!

- Bueno, Manu, deberías venir a explorar un poco el panorama...

- Yo no estoy para comprar billetes aéreos, pa...

El segundo hijo vive en Módena. Tiene mujer italiana y un bebé. Gracias al abuelo italiano que todo argentino posee como mínimo, obtuvo en su momento el correspondiente pasaporte "tano", de modo que goza de su "cittadinanza" en euros. Como técnico en televisión, ha trabajado durante la última década en uno de los canales de Berlusconi. Ahora se estremece ante los rumores de recorte, achique y posible fractura de la eurozona. Por de pronto, ha suspendido las vacaciones en Riccione-Rimini. Vienen tiempos difíciles.

También Antonio habla por teléfono con su padre:

- ¿Sería posible, allá en Buenos Aires, conseguir un laburito de cinco o seis mil euros como para ir tirando, pa?

- ¿Cinco o seis mil euros? ¿Pero vos estás loco? ¿Como camarógrafo? ¡Son treinta mil pesos, eso es lo que gana un gerente!

- Pero todo es más barato, pa...

- ¡No, hijo, todo es más caro! La comida, la ropa, la salud, la educación. Más caro y de peor calidad. Lo único que sale más barato es la vivienda. Por ahora. Y siempre que tengas 120.000 euros en la mano, para comprar al contado.

- ¡Pero ese país está loco!

- Sí, hijo, sí... el problema es que Europa también está loca...

Después viene la hija mujer: Isabel. Tuvo la buena idea de casarse con un joven médico judío. Emigraron a Israel. Viven en Eilat. Tienen un buen nivel de vida. Con dos preocupaciones: 1) Los misiles y bombas que estallan de pronto aquí y allá, y 2) Las versiones sobre un eventual bombardeo atómico, desde Irán. No les disgustaría volver a la Argentina, pero... ¿para hacer qué?

El menor de los hijos de González todavía está en el país. Es una criatura de 31 años. Por el momento, viaja a dedo por el Norte argentino. Facundo y su novia, Carolina, arman la carpa donde los agarre la noche: en Tilcara, en Aimogasta, en Purmamarca. Durante sus noches de insomnio, González piensa que estos jóvenes, en edad de sentar cabeza y formar familia, están bailando en la proa del Titanic mientras se aproxima el iceberg.

En esas mismas noches, desconcertado, González saca cuentas y conversa hasta la madrugada, con su señora: ¿Qué hacer? Nosotros también hemos sacado pasaporte español e italiano, por las dudas. El año próximo: ¿Donde se estará peor? ¿En los Estados Unidos, en España, Italia, Israel o en la Argentina?

Dicen que nuestra economía está firme. Que hay alto consumo. Pero... ¡Se dicen tantas cosas!.
FUENTE:Publicado en www.lanacion.com

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