lunes, 23 de enero de 2012

Algunos lideres mundiales dejaban su poder en manos de la magia
Por: DOMINIQUE RODRÍGUEZ DALVARD
ElTiempo.com

Lo del chamán del Mundial Sub-20 no es raro, al parecer la superstición y el poder están ligados.

El que diga que descree del todo de la magia que levante la mano. Por racionales que busquemos ser, hay eventos que aun para la ciencia resultan inexplicables. Algunos lo llamarán charlatanería, otros, milagros. Creer que se puede detener o desviar la lluvia no dista mucho de dejarse guiar por el vuelo de los pájaros para emprender una batalla o convencerse de una cura por imposición de las manos. El episodio del radioestesista tolimense Jorge Elías González, contratado para evitar que lloviera en la ceremonia del Mundial Sub-20, es uno más en la nutrida historia de superstición de la humanidad, una en donde magia y poder han sido grandes aliados por siglos. Quienes conducen los destinos de otros la han empleado desde siempre. Para bien y para mal.
"El hombre es un ser de incertidumbres. Y como la razón, la ciencia o las religiones no dan respuestas absolutas, el poder sobrenatural puede llegar a decidir sobre nosotros y nuestras insatisfacciones", asegura el escritor Óscar Collazos.
Adolph Hitler creía en los astros, como fiel hijo de la tradición esotérica germánica. Se rodeó de astrólogos para que le señalaran el camino. Su gurú, Erik Hanussen, adivinó desde temprano que se haría al poder total de Alemania. Además de él, contaba con un astrólogo personal, Karl Ernest Krafft. Allan Bullock, uno de sus biógrafos, cuenta que el Führer solía pasar horas en las bibliotecas públicas consultando libros de toda índole, pero que muchos de ellos eran de ocultismo, hipnosis y astrología. No era una pose. Había nacido en Braunauarm-Inn, un pueblito que se consideraba un "hervidero de videntes y médiums", y la mujer que lo crió había criado también a dos de los más reconocidos médiums alemanes, los hermanos Schneider.
Pero si creían que la superstición está atada a la locura, no es necesariamente así. Para contrarrestarlo, durante la Segunda Guerra, la Gran Bretaña del estoico Churchill contrató al astrólogo húngaro Louis de Whol con el fin de que leyera en el cielo las acciones de Hitler. Incluso le otorgaron el rango de capitán.
El general Francisco Franco, por su parte, les daba total credibilidad a las brujas. Viajaba con frecuencia a Marruecos para participar en rituales espiritistas; asimismo, tenía dentro de sus filas a una monja catalana, que decía ser ubicua y vidente. Ella era la que le trazaba la ruta antes de emprender las batallas.
Obsesiones continentales
América sí que ha nutrido el abanico de curiosidades desde hace décadas. Juan Domingo Perón tuvo entre sus más cercanos colaboradores a un reconocido ocultista, José López Rega, un hombre oscuro al que llamaban 'el Brujo' y 'el Rasputín de la Pampa' y que como ex policía tuvo que ver de forma directa en la desaparición de miles de personas durante la dictadura argentina. Practicaba el culto brasileño del 'umbandismo', un híbrido de religiones africanas e indígenas con la católica y el espiritismo.
Y es que la tentación del poder con la brujería ha sido recurrente. ¿Cómo olvidar a 'Papa Doc', François Duvalier, el temerario dictador haitiano? Hizo de sí mismo la figura de un personaje sobrenatural, revestido del poder del vudú, con el cual controló socialmente -y por medio de una infinita violencia- a su pueblo. Decía estar protegido por los santos, razón por la cual no moría en los atentados e intentos golpistas que se le hicieron.
Otro caso emblemático está a nuestro lado. ¿Quién duda de que la relación de Hugo Chávez con Fidel Castro vaya más allá de la política? Muchos hablan de un estrecho vínculo a través del ocultismo, y que al presidente venezolano -admirador de la lectura de las cartas- lo iniciaron en la santería cubana en la isla. Así, para los que creen, la coraza espiritual que cuida a Fidel es protección santera, principalmente de Ayaguna, dios guerrero.
"Los políticos actúan con la incertidumbre. Su trabajo es, por definición, más incierto que cualquier otra disciplina; por eso tienden a verse tantos ejemplos de creencia supersticiosas entre ellos", explica el historiador Jorge Orlando Melo. Algo en lo que coincide su par, Juan Esteban Constaín: "Mientras más poder, más factible es la tentación de lo esotérico".
Una historia mágica
De gobernantes y dictadores supersticiosos está construida la historia. Y desde siempre. Los griegos recurrían a los mensajes del oráculo para tomar sus decisiones. Y en el Imperio romano la superstición era el pan de cada día. Regía los caminos. Julio César no emprendía una batalla si no era a través de la lectura del vuelo de las aves que hacían los augures que, decían, adivinaban el futuro. Y el emperador Marco Aurelio contaba con el mago Julián 'el Teurgo', quien era capaz de lanzar relámpagos y hacer llover.
Todos los poderosos tenían a un caldeo entre los suyos, a un brujo que, por su importancia, se elevaba a la categoría de cortesano. Durante el Medioevo se multiplicó la creencia popular de que los gobernantes tenían poderes sobrenaturales para curar a los enfermos. Se les llamaba los reyes taumaturgos, o magos (¡pero no los de la Navidad!). Existen grabados del siglo XVII que hacen referencia a cómo el rey Henri IV de Francia sanaba a los infectados, y luego, según el historiador francés Marc Bloch, se dice que Luis XIV "curó" a 2.400 escrofulosos tan solo con tocarlos. "La imposición de las manos, hoy tan común en el protestantismo, fue una práctica común durante muchos siglos en donde la frontera entre la magia y el poder era nula", recuerda Constaín. Otro poderoso que creía en la magia y estaba convencido de sus poderes sobrenaturales era Napoleón. Le daba total credibilidad a lo que le decían las gitanas y él mismo "tocaba" a sus tropas para ungirlas de poder y protección para la batalla. Y Carlos V, finalmente, tenía su astrólogo de cabecera.
El que cree dejará de hacerlo con dificultad. El crimen de Arthur Saville, de Óscar Wilde, es el mejor ejemplo sobre la sugestión de la magia. A su protagonista, un vidente le dice que cometerá un asesinato. Él, preso del pánico por tan terrible noticia, vigila cada paso para prevenir la muerte que se acerca. Sin embargo, sus días se vuelven un infierno, hasta que al fin, desesperado, emprende la huida y, corriendo a la orilla del Támesis, empuja a un hombre que miraba el río con detenimiento. Allí estaba el crimen. Era el vidente.
Magia local
El chamán del Mundial

Esta semana se levantó una polvareda por la contratación con dineros públicos de un chamán para que evitara que lloviera durante la ceremonia de clausura del Mundial Sub-20 de Fútbol. El hombre, Jorge Elías González, un campesino que practica la radioestesia, dijo prestar sus servicios con frecuencia a personalidades, y que, incluso, fue contratado por un miembro de la campaña presidencial de Juan Manuel Santos para que mantuviera alejadas las nubes el día de su posesión en agosto del 2010.
Dominique Rodríguez Dalvard
Redacción Domingo

FUENTE:Publicado en www.eltiempo.com

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