martes, 21 de agosto de 2012

Imagen de Argentina: el doble discurso que hunde al paísArgentina: el doble discurso que hunde al país
por Alexis Socco
El Observador Global
"El 'divide y reinarás' pareciera ser la única fórmula lógica que pretende un gobierno que intenta mostrar una realidad sesgada y distorsionada".
La creciente polarización política e ideológica instaurada en Argentina desde hace unos años, cuando la administración de Cristina Fernández se volvió cada vez más intolerante ante debates internos, profundiza un modelo de país que divide posturas antes que trabajar para acercar posiciones y dinamizar el sistema democrático. El ‘divide y reinarás’ pareciera ser la única fórmula lógica que pretende un gobierno que intenta mostrar una realidad sesgada y distorsionada, magnificada en el discurso por un aparato de propaganda feroz que se refleja en los medios de comunicación afines al gobierno, aunque la afinidad en este caso no es casual: estos medios son financiados por el Estado con el uso de pauta publicitaria y comandados por empresarios que están vinculados al gobierno gracias a numerosos negociados y acuerdos útiles para ambas partes. 

Así, esta presunta afinidad ideológica no es genuina ni auténtica; por el contrario, está atada y sujeta a intereses. Solamente en sistemas totalitarios se muestra un mundo único que censura voces disidentes. Estás conmigo o contra mí parecería ser el leit motiv con el que opera la presidenta y su directorio. No hubo un sólo hecho de corrupción en la esfera pública denunciado en los últimos años donde el gobierno haya intervenido ni investigado; ante esto, se afianza en el silencio, negando cualquier obstáculo que pueda interferir en sombrear esa realidad soleada, apacible y pujante.
Ni el caso del vicepresidente Amado Boudou, imputado en una causa judicial por presunto tráfico de influencias para que supuestos allegados suyos se quedaran con la imprenta Ciccone Calcográfica -única con la tecnología necesaria para la fabricación de billetes y documentos con medidas de seguridad como patentes de autos-, ni la salida de presos a ‘paseos recreativos’ organizados por la agrupación oficialista Vatayón Militante, han tenido respuesta del gobierno.
Como quien patológicamente niega la realidad aunque es consciente de ella, el gobierno argentino implementa este mecanismo de defensa para seguir enarbolando su discurso en apariencia progresista –hablándole a un conjunto ‘nacional y popular’- pero en la práctica absolutista, donde la distribución de los bienes que se pregona no se realiza sino en pos de sus aliados y acérrimos: la multiplicación del patrimonio de funcionarios públicos y de sus familiares año tras año no tiene explicación legal ni correlato con la ideología proclamada. Por el contrario, da cuenta de una plutocracia (gobierno de millonarios) que se limita a administrar pobreza en un claro doble discurso.

Investigaciones periodísticas de diversos medios de comunicación ponen de manifiesto que pocas veces en la historia de Argentina se acrecentó la corrupción estatal como en la actualidad. Como ejemplo, un informe reciente del programa Periodismo Para Todos de Canal 13 titulado “El feudo de Insfrán” presentó denuncias de corrupción en contra del gobernador de la provincia de Formosa, Gildo Insfrán, quien lleva más de 25 años de gestión y es aliado del gobierno. Mientras la provincia muestra los peores indicadores del país en rubros como pobreza, desnutrición infantil y desigualdad, el gobernador contrata obra pública de empresas de familiares, hace votar en las elecciones a miles de paraguayos que viven en una isla enfrente de la capital y reprime y mata a los aborígenes que reclaman por sus tierras. Este es sólo un ejemplo más de cómo se mueve Argentina entre el discurso y la práctica.
El maestro de periodistas Félix Laiño escribió hace años que “nunca el fanatismo está al servicio de un pensamiento: es el esclavo de una idea que recibe de otros, como un arma”. Aquí, se percibe un fanatismo interesado, donde se apoya a un modelo -palabra clave en el discurso kirchnerista- sólo si se puede sacar provecho de ese modelo. Ahora, la idea es instaurar el tema de la re-reelección para buscar el poder perpetuo. En tanto, el país sigue acumulando pobreza, marginalidad y exclusión social para quien no se aferre a prebendas impuestas por punteros políticos. De esta forma, Argentina está inmersa en una realidad que indigna.
FUENTE: Publicado en www.elobservadorglobal.com

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