domingo, 16 de septiembre de 2012


La experiencia en EEUU con los seguros agrícolas.
Por Arturo Navarro
Los tres pilares fundamentales para el desarrollo de una agricultura moderna son desarrollo tecnológico, funcionamiento pleno de los mercados y políticas anticíclicas. En este cuadro, los seguros agrícolas cumplen un rol fundamental.
En los Estados Unidos hace mucho que funcionan, simultáneamente, estos tres pilares. La aplicación de los mismos ha dejado de ser un tema de discusión política y operan como verdaderas políticas de Estado.
Por la sequía actual se perderán en ese país más de 130 millones de toneladas de maíz y soja, entre otros cultivos.

Sin embargo, para los productores el balance será positivo porque cuentan con un amplio sistema de seguros de ingresos, mejorado este año por la suba de los granos como consecuencia de la misma sequía.

¿Qué le sucede en los Estados Unidos a un productor que pierde un 40% o más de sus cultivos?

Al contar con un seguro de ingresos multiplica el 60% de los kilogramos cosechados por el precio que fijó en el mercado a futuro cuando aseguró, y el valor resultante lo descuenta del valor total asegurado por hectárea para determinar la cifra final a pagar por el seguro de ingreso por la pérdida de ese 40 por ciento.

Como en el mercado a término estaba asegurado a un precio menor al valor actual de los granos, los resultados serán positivos a pesar de la pérdida de un 40 por ciento del rinde.

El sistema está sostenido en seis principios, que se resumen en lo siguientes puntos:
El sistema funciona en un trabajo sinérgico público y privado muy aceitado desde los años 80, cuando se implementó después de una grave situación económica y social provocada por una sequía. Se llegó a la conclusión que ningún sector público o privado podía enfrentar solo las catástrofes climáticas y que era fundamental tomar reaseguros internacionales a fin de atomizar los riesgos transfiriéndolos a otros protagonistas.
Se estableció un trabajo institucional permanente para ir adaptando las variables económicas, productivas y climáticas que ocurren todos los años y, de esa forma, ir ordenando la política de seguros a los nuevos escenarios.

Por la competencia
El uso del seguro no es obligatorio, porque es fundamental que exista competencia entre las 300 compañías de seguros. Pero por decisión propia más del 80% de los productores usa el seguro de ingreso porque tiene variedades de opciones que se adaptan a cada producción, a la zona y a los diferentes imprevistos.
Los seguros cuentan con un subsidio estatal a la prima del 50% de su valor más un 12% por gastos administrativo. Este mecanismo permite que el costo de la prima al productor sea de un 2% de la inversión por un seguro de ingreso del 80% del rinde.
Los seguros en los Estados Unidos no pagan impuestos. La política es incentivar el mayor uso de este servicio para poder cubrir las pérdidas por eventos climáticos de los productores y construir un sistema más solidario. Únicamente paga sellado por cada contrato. El objetivo del Gobierno es que la recaudación aumente por mayor producción y mayor actividad, no cobrando impuestos a este tipo de servicios que tienen otros objetivos. Al incentivar a los productores a tomar un seguro se está protegiendo al conjunto de la sociedad porque aseguran mayores ingresos y elimina al gobierno costos económicos y políticos por eventos climáticos.
Con esta política, los productores aseguran el 80% del rinde promedio de su campo de los últimos cinco años. Este es el motivo por el que más del 80% de los productores hayan tomado algún tipo de seguro con estas características.

Hay proyecciones de que en los Estados Unidos las compañías de seguro cobran unos 12.000 millones de dólares por año de primas por esta clase de seguros agrícolas. En este año de sequía se estima que deberán pagar indemnizaciones por unos US$ 30.000 millones. Como lo que recaudan es menor a lo percibido, se prevé que utilizarán US$ 7100 millones de sus reservas y el Estado aportará otros US$ 10.900 millones.

La conclusión que deja la sequía en los Estados Unidos y la forma como implementaron políticas para proteger a los productores es un desafío que debe adoptar en forma inmediata nuestra dirigencia. La dimensión de las actuales inundaciones y la falta de respuestas del Gobierno indican que estamos trabajando con instrumentos obsoletos para enfrentar siniestros de estas dimensiones. La solución para el aumento de la producción y la protección de la misma no es un tema ideológico sino de sentido común.

Lo que hay que hacer es copiar y mejorar la experiencia de países que han podido mostrar resultados importantes mediante la utilización de esta clase de seguros agrícolas.
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