lunes, 8 de abril de 2013


Editorial
LAS PALABRAS DE MUJICA
Por María Celsa Rodríguez
Se abrió  juicio por las expresiones que tuvo el Presidente de Uruguay Pepe Mujica, hacia la mandataria argentina. Palabras que más allá de la forma cómica como ha repercutido para algunos, para otros resultó molesta y desafortunada.
Porque viene de un presidente que habló como presidente y no en una reunión de amigos,o  tomando café en un bar, y porque al tratarse de un país hermano con "buenos lazos de amistad" con el nuestro, despierta emociones contradictorias.
Este emotivismo hace que no remita aceptación generalizada cuando se analizan las palabras que se le "escapó" a Mujica. Pero el porqué de la acción es lo que puede despertar muchos argumentos que pendulan entre lo anecdótico y lo gracioso.

Ahora, cuando se revisa ese "porqué"  buscando justificativos, las explicaciones son poco apetecibles  para las relaciones diplomáticas. Volver a mirar a la cara a Cristina después del traspié va a ser complicado  para Don Pepe. Ya que la acción comunicativa de la que  intenta escapar le ha jugado una mala pasada, donde el inconsciente estalló exponiendo en voz alta aquello que piensa.
Sabemos que las palabras de un presidente es el puente comunicativo  observado por la lupa de multitudes y que por la tecnología digital repercute en segundos, haciéndose más grandilocuente todo.
La proyección de una palabra o una frase desafortunada generan interpretaciones positivas o negativas, tanto en el espacio político, social como económico.
Y una expresión con la utilización de palabras como "vieja", "terca" y tuerto", exponen una falta de calidad al construir un mensaje que se salió de curso, decorándose con elementos casi primarios  y llevando a su autor a una deformación de los objetivos deseados, o a lo mejor no esperados. Se puede decir que hoy queda abrochado en su curriculum una expresión vulgar hacia la Presidente del país vecino. Eso no lo va poder subsanar ni borrar, y resultó una actitud inadecuada para un mandatario.

Hay que reconocer que un presidente debe emplear un lenguaje más cauteloso cuidando no solo las palabras que elija, sino los tonos, la gesticulación y el momento en que se lleva a cabo, por más banal  que sea el tema que esté tratando. Porque el cargo que ostenta no le permiten equivocarse, ya que esto puede producir situaciones conflictivas  con su entorno o en sus relaciones internacionales.
Una frase provocativa o indecente donde se le falte el respeto a otra figura política nacional o internacional no es adecuada para ningún político, menos lo fue para Mujica. Del mismo modo,  la Presidente Cristina fue criticada tantas veces por algunas expresiones.
Ya que el lenguaje en boca de un político tiene connotación  y se encuadra dentro de limitaciones precisas por los efectos que lo impulsan, a menudo con un efecto ventajoso y otras veces armado de ciertas peculiaridades, donde comunican cierto enfado que debería quedar escondido en los despachos, pero que sin querer de pronto son iluminados por un flash de sincericidio,  y son expuestos crudamente y sin filtro alguno, no guardando ningún tipo de prolijidad.

Sabemos que "el lenguaje es un hecho mental, un hecho interno de la conciencia", que se desarrolla  -en el caso de un presidente- dentro de la macroestructura funcional, y hace que tenga una repercusión conforme al uso que haga de sus palabras, a los efectos que provoque ese mensaje, y a la función en si misma que hace de ese mensaje o del pensamiento expuesto.

Es verdad que los políticos saben utilizar sus palabras porque reconocen la explosión que con ella produce, ya sea por la inmediatez en que se mueve por las redes sociales, por la improvisación en que fue realizada, por su alcance y sus consecuencias.
Pero toda palabra encierra una intención, la pregunta es ¿cuál fue la intención de Pepe Mujica? Seguramente mostrarse alejado de la dinastía K. Entonces ¿estaba haciendo marketing político?

Para calificar un mensaje hay que valorarlo desde su calidad de apropiado o inapropiado.
Es apropiado cuando lo que se dice es conveniente y cuando es oportuno decirlo, es decir,  que se realiza en el momento adecuado y en el lugar y contexto indicado.
Pero aquí no fueron apropiadas las palabras,  ni conveniente lo que dijo, pero quizás si fue oportuno hacerlo desde su visión política,  y él quizás vio el momento para llevarlo acabo, para hacer saber cuál es su posición frente al kirchnerismo vecino.

Sea como sea, podía haber dicho lo mismo, usando otras palabras más acorde a un presidente.

PUBLICADO: en RADIOMIAMI.US http://www.radiomiami.us/noticia.php?idn=12414
PUBLICADO: en CronicayAnálisis http://www.cronicayanalisis.com.ar/otrasvoces.asp#5619

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