lunes, 22 de abril de 2013


El Miedo y la Esperanza
Florencia Bazet- Libertad yProgreso
Es raro, para quien no conoce otra cosa que la democracia, vivir con este nuevo miedo. El miedo a que las pocas libertades que nos quedan se esfumen por completo, a que nuestros derechos sean aplastados sin mayores contemplaciones, el miedo a que opinar distinto sea motivo de burlas, insultos y hasta agresión. Este miedo se condensa en la Reforma Judicial.
Una Reforma que modifique el sistema judicial argentino de manera tal que se transformen en de jure todos los atentados a la libertad, la justicia y la igualdad que ya suceden de facto desde hace varios años, dándoles una barniz de legalidad que jamás debería siquiera proponerse.
Pero del miedo surge el coraje, el coraje del pueblo argentino que toma su cacerola y sale a la calle. Argentinos con ganas de ser escuchados, enojados, decepcionados con aquellos que juraron protegerlos, a ellos y a su país. Argentinos empleando su talento y creatividad para reclamar, demostrando que hasta en los peores momentos el humor está presente. Argentinos cantando el Himno Nacional con emoción, enarbolando banderas, hermanados por la desgracia.
Tal vez la protesta 18A no pase de ser una vía de escape, una forma de aplacar ese deseo de “hacer algo”, una manera de descargar toda la frustración acumulada a través del simple pero simbólico hecho de golpear una cacerola con una cuchara. Pero tal vez, sólo tal vez, la protesta resulte siendo mucho más que eso. Quién sabe, puede que éste sea el caldo de cultivo de donde surja una oposición unida, una oposición que pueda darle representatividad política a todos aquellos que buscamos la unidad del país y la transparencia del Estado. Por ahora no pedimos más que eso. ¡Es tan poco!
Ya llegará el momento de exigir a la dirigencia políticas de Estado sustentables que sobrevivan al gobierno de turno, en donde se propongan metas de inflación, inversiones de capital, apertura a mercados internacionales, eficiencia en el sistema educativo y de salud.
Pero ese momento aún no ha llegado. El país se encuentra en un estado crítico, donde peligra la República, donde nuestro porvenir es incierto, donde tenemos, por primera vez en mucho tiempo, miedo. Por ahora, el pueblo sólo pide respeto por la justicia, democracia, libertad. Y necesita de líderes que estén dispuestos a dejar de lado su agenda personal, su postura ideológica, sus afinidades personales, en pos de alcanzar estos nobles objetivos. De ello depende que el 18A no termine siendo una anécdota conmovedora pero carente de significado, que trascienda y marque un punto de inflexión en nuestra historia.
FUENTE: PUBLICADO EN LIBERTAD Y PROGRESO

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