domingo, 28 de septiembre de 2014

PRECOCIDAD Y REGRESIÓN

Estamos transitando una senda trastocada en la que prevalece la farandulización, la construcción de ídolos de “barro”, la apología del placer sin límites, un fanatismo incondicional en el que solo sirve “ganar” de cualquier modo.
Por: Aldo Norberto BONAVERI
El mundo avanza al son de la vertiginosidad que imponen los nuevos procesos tecnológicos; las innovaciones se suceden cada vez con mayor velocidad. Los progresos emanados de las ciencias aplicadas nos han hecho perder la capacidad de asombro.
Bien podemos aseverar que las facilidades que dispone hoy la humanidad eran insospechadas una generación atrás. No obstante, la sociedad lejos de aprovechar las oportunidades que emergen como manantial, evidencian un retroceso que se expresa por igual, en diferentes extractos sociales, niveles intelectuales y edades.
El riquísimo lenguaje castellano ha sido reducido a la mínima expresión, la superficialidad y el facilismo ganan espacio en el grueso de un conglomerado influenciado por triunfalismos, apariencias, prerrogativas, consumismo, regodeos y otras minucias.
La regresión licúa principios y relativiza valore s; ahora las prioridades pasan por ser exitoso con el menor esfuerzo; disimular el calendario con cosmética, lifting, usar extemporáneos atavíos o mostrarse en lugares impropios. El intento rejuvenecedor suele ser tan “exitoso”, que en muchos casos no se contenta con borrar las huellas, sino que logra también paralizar el discernimiento y la experiencia.
En el imperante carrusel, el cambalache se nutre de contrasentidos; así es como los niños confundidos entre sobreprotección y permisividad, se apresuran a emular a los adolescentes; mientras estos queman etapas raudamente, ello no se reduce a trasgredir normas o hacer cosas improcedentes para la edad, sino que muchos adquieren vicios de difícil erradicación. Más la incongruencia indica que simultáneamente sus padres pretendan retrotraerse a divertimentos y performance física de los hijos.
Inconscientemente la sociedad está contaminada de zozobra existencial; si bien puede ser entendible que los chicos quieran considerarse grandes, inconcebible resulta la metamorfosis añorada por los adultos; lo que a la postre denota que no han madurado, los almanaques transcurren inexorablemente pese a la resistencia por asumir la realidad. En el desvelo por ignorar la cronología, el ridículo se ocupa de privarlos de las gratitudes de la contemporaneidad.
El desbarajuste es tan grande que los padres se obstinan en ser amigos de sus hijos; tal comportamiento los condiciona en la responsabilidad de fijar límites, predicar con el ejemplo en lo que a inculcar valores corresponde y, guiar en lo relativo a primacías de la vida. La metodología de practicar una crianza placentera, lleva frecuentemente a endosar compromisos que le son propios e indelegables. Ergo, los chicos se forman en un paradigma de escasa dedicación, poco compromiso y relativa predisposición al desarrollo humano.
Estamos transitando una senda trastocada en la que prevalece la farandulización, la construcción de ídolos de “barro”, la apología del placer sin límites, un fanatismo incondicional en el que solo sirve “ganar” de cualquier modo.
El fenómeno no escapa a muchos gobernantes, políticos, funcionarios y caracterizados dirigentes; esas conductas quedan plasmadas en discursos desprovistos de contenido, apelación a lenguajes chabacanos o declaraciones tan rimbombantes como insustanciales. Los estadistas brillan por su ausencia y la falta de estrategias a largo plazo; los temas irresueltos son frecuentemente emparchados con improvisaciones compelidas por la inmediatez.
A menudo preocupan más las encuestas que los problemas reales, en consecuencia se propende a decir lo que la gente quiere escuchar, en detrimento del diagnóstico reflexivo. La cultura de lo coyuntural, el ansia de “llegar” o la férrea vocación de “atornillarse” al cargo, les llevan a realizar tantas cabriolas como consideren conveniente, sin sonrojarse por optar por el travestismo político cuando cuadre la ocasión.
En síntesis este contexto de “Niños Inflados y Adultos en Llanta, preocupa el presente de esta sociedad, pero mucho más aún el futuro, que de no producirse, un cambio substancial, presupone la profundización de la degradación que aguarda a las generaciones venideras, producto de esta amalgama que se dirime entre PRECOCIDAD Y REGRESIÓN.

ENVIADO POR SU AUTOR  http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=5695#IGKQdF1h3AMxp2Ql.99

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ARCHIVOS DE TEMAS DEL BLOG

Buscar articulos