sábado, 13 de diciembre de 2014

15 millones de dólares para el que encuentre la solución

ImageConvoquemos a las mentes más brillantes del mundo para que encuentren una solución al problema argentino. Somos uno de los pocos países des-desarrollados del mundo. ¿Cómo podemos volver al nivel de los avanzados? Encontrar la respuesta es posible.
Por Federico Tessore
Reportando desde Miami, Estados Unidos
Seguir la realidad económica argentina entristece. La discusión económica que llevamos a cabo todos los días parece sacada del siglo pasado. Tenemos una inflación del 40% anual, pero el Gobierno nos quiere convencer de que es la mitad. Algunos argentinos piensan que vivir con esta suba de precios es normal y otros piensan que es culpa de los buitres que nos odian.
La gran mayoría de los políticos llegan a la política para hacer dinero. Y lo logran, construyen imperios desde el Estado. Los argentinos, nuevamente, piensan que éste es un problema que está dentro de la “raza” argentina, dentro de nuestro ADN. Los argentinos somos ladrones, por eso nuestro país es un desastre. Es extraño que los chilenos o los colombianos no tengan esa misma “enfermedad”, pero es lo que nos tocó, pensamos y discutimos entre amigos…
Y mientras esto nos pasa a los argentinos, el mundo avanza. Mire el siguiente gráfico que muestra la pobreza en China:

En 1980 había 850 millones de pobres en China. Hoy hay 195. China, en sólo veinte años, pudo incorporar al progreso y el bienestar a 650 millones de personas. Nosotros los argentinos somos 40 millones. Supongamos que la mitad viven en la pobreza o, si no viven en la pobreza, viven de ingresos inventados por el Estado, ingresos imposibles de mantener en el tiempo. Bueno, nosotros tenemos el desafío de incorporar a la actividad productiva a solo 20 millones de argentinos. Los chinos tenían el desafío de incorporar a 850 millones y ya lograron hacerlo con 650 millones. ¿Cómo nosotros no vamos a poder hacerlo con sólo veinte millones?
Se lo quiero decir bien claro y directo. No importa si usted tiene una ideología de derecha o izquierda. No importa si su ídolo es el Che Guevara o Bill Gates. No importa si usted es fanático de Miami o de La Habana. No importa si a usted le gusta jugar al polo o al fútbol en un potrero. En el mundo actual hay una sola fórmula para sacar a las personas de la pobreza y esa fórmula implica fomentar el crecimiento de las empresas rentables y competitivas a nivel global. No hay otra fórmula. Todo el mundo que está progresando lo entendió. Solo nosotros y unos pocos otros distraídos globales no queremos ver esta realidad.
Y de esta forma provocamos una pobreza totalmente estúpida en un mundo en el cual hasta China se dio cuenta que el progreso tiene un solo camino. El progreso implica fomentar la inversión, la innovación, la productividad, la competencia y el libre mercado.
Sí. Sé lo que está pensando y es cierto, la mayoría de los argentinos se cree que nuestro futuro pasa por discutir el dólar blue, los buitres o nuestra “inferioridad” cultural. ¡Que lejos del mundo que estamos por favor!
Le muestro otro ejemplo bien claro de esta nueva realidad que no queremos ver, un ejemplo que es el que inspiró el título de esta nueva columna de los sábados. El otro día, charlando con un emprendedor social brasilero, me enteré acerca del trabajo de una fundación internacional que busca solucionar los grandes problemas mundiales. Se llama Xprize y se ocupa de elegir un gran problema global y convocar a equipos de todo el mundo a resolver ese desafío presentando proyectos de solución.
Por ejemplo, el ultimo Xprize se focaliza en encontrar una aplicación que pueda enseñar a los niños de los países subdesarrollados a leer y escribir en sólo 18 meses, con la única necesidad de tener acceso a una tableta. Es decir, no tendrían que ir al colegio o tener un adulto que les enseñe.
Lo que intenta Xprize es que la alfabetización de los niños pobres de nuestro mundo no dependa de la buena voluntad de los políticos corruptos de América Latina o África, sino que se pueda dar independientemente del sistema educativo de cada país. Por eso, el equipo que diseñe el mejor programa para lograr esto se ganará un premio de 15 millones de dólares y la gloria global, por supuesto. El proceso es muy riguroso: lleva más de 4 años y debe cumplir con muchas directivas. Pero se pueden presentar equipos formados por personas o empresas de todo el mundo. La convocatoria es bien amplia. Y el proceso de selección riguroso. Se trata de una fundación apoyada por muchas de las grandes mentes de nuestro planeta. Puede encontrar más detalles de esta iniciativa haciendo clic aquí.
Estamos ante un grupo de personas muy talentosas que quiere resolver grandes problemas globales, pero en vez de cerrarse e intentar encontrar la solución solos -tenga en cuenta que estamos hablando de personas extremadamente exitosas- decide crear un premio global para motivar a los expertos de todo el mundo para encontrar la solución.
Esto provoca que las mentes más brillantes de nuestra era trabajen en conjunto para encontrar la solución al problema de los analfabetos globales. Los expertos identifican un problema y piden ayuda al mundo, dándoles un incentivo por supuesto, a otros expertos globales. La humildad y la capacidad de este grupo de personas es asombrosa.
Ante esta iniciativa, me pregunto, ¿qué hacen Cristina y su nefasto ministro Kicillof peleándose con el mundo cuando tendrían que estar pidiendo ayuda para superar nuestros eternos problemas sin solución? ¿Cómo puede ser cierto que Kicillof asista a las conferencias globales a “enseñar” el modelo argentino al mundo? ¿Cómo se puede llegar a tanto nivel de soberbia y ceguera?
Si existen decenas de países en el mundo que eran subdesarrollados y ahora son desarrollados, ¿cómo puede ser que Cristina y Kicillof no estén pidiendo ayuda a estos países para encontrar la solución al “problema argentino”?
¿Por qué no creamos un Xprize argentino con un premio de 15 millones de dólares, o hasta más dinero si es necesario, convocando a los mejores expertos del planeta para encontrar la receta para detener el proceso de desintegración argentino que ya acumula 80 años…? Ah, ¿Cristina, Kicillof y Capitanich tienen la solución…? Usted me quiere decir que la “abogada exitosa” Cristina, el profesor universitario marxista de la UBA Kicillof, y el gobernador de una de las provincias más pobres de la Argentina, donde aún muchos niños mueren de hambre, don Milton Capitanich, tienen la solución…?
En Inversor Global tenemos la misión de ayudarlo a ser un mejor inversor. De lograr sus objetivos financieros, de alcanzar sus sueños. Pero, me pregunto, ¿de qué sirve alcanzar sus sueños financieros si la mitad de las personas del país donde usted vive piensa que alcanzar sus sueños financieros es injusto? ¿Si la mitad del país, tal vez hasta su vecino, piensa que usted, luego de romperse el lomo toda su vida trabajando hasta el agotamiento para lograr sus objetivos personales, una vez generado un patrimonio, debe compartir lo obtenido con otras personas que no se esfuerzan ni para cambiar el canal de la televisión…?
¿Tiene sentido el éxito en un océano de mediocridad, odio y desconfianza? Sospecho que no. Tengo la sensación de que el gran objetivo que nosotros nos planteamos diez años atrás, de ayudar a los argentinos a alcanzar sus sueños financieros individuales, hoy queda trunco si además no nos ocupamos de intentar mostrarles a todos cómo funciona el mundo que hoy lograr sacar a más de 600 millones de personas de la pobreza.
Porque si no logramos que todos juntos, usted, yo y su vecino, nos convenzamos de que la única forma de salir de la pobreza es producir, innovar, arriesgar, esforzarse, abrirse al mundo, copiar las recetas exitosas, estamos perdidos. Porque por más de que usted, yo o su vecino logremos nuestros objetivos personales más anhelados, no los vamos a poder disfrutar si estamos rodeados de rechazo y violencia.
Por eso lo invito, hoy más que nunca, a que le dediquemos tiempo a intentar convencer a los que nos rodean de que la única forma de lograr una vida próspera es entender cómo funciona el mundo que progresa. Que hoy el progreso tiene una fórmula. Una sola fórmula, como la ley de la gravedad, nos guste o no. Si tiramos un objeto, éste se cae. Con el progreso pasa lo mismo.
O luchamos contra esta realidad y nos convertimos en cada vez más pequeños o nos adaptamos y crecemos. Debemos convencernos, todos los argentinos sin excepción y de una vez por todas, de que necesitamos del esfuerzo, del respeto a la propiedad privada, del libre mercado y la competencia, del riesgo, de la prueba y el error, de la separación entre el Estado y los negocios, entre muchas otras reglas que implementan por lo menos parcialmente los países que progresan, para lograr una nación que pueda progresar en forma sustentable, de una vez por todas.
Si no logramos ese objetivo colectivo, no habrá logro individual que nos permita vivir en paz y felicidad. Hoy todos debemos salir de la comodidad de nuestro mundo personal y activamente convencer a nuestra familia, amigos y vecinos, que el mundo no es como Cristina y Kicillof le quieren hacer creer. Es cierto, la lucha es desigual, combatir contra un Estado con recursos ilimitados es una lucha despareja. Pero es una lucha que vale la pena dar. Si no lo es por nosotros, por nuestros hijos y nuestros nietos.
Le deseo un excelente fin de semana, Federico Tessore.
FUENTE: Publicado en Inversor Global- Newsletter semanal - enviado por mail-

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