lunes, 8 de diciembre de 2014

Por qué las acciones de YPF se van para arriba

Por Santiago Albizzatti
A pesar de la baja del precio del crudo, de los bajos rendimientos del 2014 y de un contexto externo desfavorable para la industria, se esperan buenos resultados para el año que viene.
Las noticias del último tercio del año han sido poco satisfactorias para los inversores de $YPFD.BA. Muchos tomaron ganancias, otros mantuvieron la posición y se acongojaron observando cómo sus#Acciones pasaban de un prometedor $509 en septiembre, a los actuales $359 de diciembre. Para la mayoría, sin dudas, este no es el cierre de año que esperaban. Con acciones como $EDN.BA (Edenor) y$PAMP.BA (Pampa Energía) obteniendo rendimientos anuales cercanos o superiores al 200%, el magro 22% que lleva la petrolera estatal deja a muchos con una sensación de vacío que no es fácil de digerir.

La caída del crudo no es, por supuesto, un dato menor. Pero, ¿cuál es el daño real que esta fluctuación ocasiona a la empresa? A vista de águila, es el principal activo subyacente de la empresa y si se mantiene por debajo de USD 62 por más de un año, algunos proyectos de trabajo de gran envergadura como, por ejemplo, Vaca Muerta, comienzan a resultar poco viables. En este sentido, Fernando Rodríguez, analista de mercados para el Departamento de Energía de los#EstadosUnidos, aseguró que ya hay empresas como Petronas que comienzan a dudar de su participación en el proyecto. Al mismo tiempo, puso en duda que se logren reunir los USD 300.000 millones necesarios para su desarrollo.
Aún en este caso, debemos preguntarnos si esto basta para mantener el actual precio de sus acciones o si éstas se encuentran trabajando por debajo de sus verdaderas posibilidades. En este sentido, vale recordar que en el 2005 una acción de $YPF cotizaba 68 dólares, y dicho precio no incluía Vaca Muerta.
Por otro lado, los precios de los combustibles son regulados por el gobierno. Este no es un dato menor. Desde que el gobierno expropió el 51% de la petrolera a $REP.BA (Repsol) en mayo del 2012, el precio de las naftas de YPF ha aumentado, en promedio, un 120%. Su versión Premium, por caso, pasó de $6,35 a $13,51 por litro. Incluso ahora, tras la fuerte baja del petróleo, la nafta ha vuelto a aumentar, demostrando la “mano más bien visible” del gobierno y cierta independencia del contexto externo.
Por este sendero, el de los números duros, es donde se encuentran las buenas noticias para los accionistas. El gobierno ya ha reaccionado en respuesta a la crisis que está sufriendo el precio del barril de petróleo en las últimas semanas. A raíz de la nueva modificación de las regulaciones, los impuestos se corren con el precio internacional del crudo. Si éste se encuentra por debajo de los USD 80 por barril, los impuestos por exportación son de 13%. Si el precio, en cambio, se reduce a USD 75, el impuesto vuelve a correrse hasta llegar a los 11,5%. Finalmente, si el barril cae debajo de los USD 70, los impuestos se corren hasta la ínfima suma de 10%. Esto, según importantes analistas, garantiza la rentabilidad de las operaciones de la petrolera.
Por otro lado, la producción de YPF continúa en franco aumento, como si hubiera pasado por alto la problemática del barril en el resto del mundo. Cuarenta nuevos pozos se han puesto en producción, sumando un total de 270. La empresa, además, se mantiene solvente, con grandes excedentes de líquido y ganancias operativas crecientes en sus últimas tres declaraciones de ingresos.
La diferencia pareciera radicar, como en la mayoría de los papeles del panel líder, en el horizonte de la inversión. Aquellos que invierten a corto plazo deben entender que el mercado de capitales argentinos suele ser algo temperamental, atado por momentos a los vaivenes de la política local. En este sentido, lo esperable será que los inversores pequeños tomen ganancias si las negociaciones con los fondos buitres llevan algo más de tiempo que el esperado, espantados por las temibles noticias que, sin dudas, ocuparán las primeras planas de los medios. Lo cierto es, sin embargo, que la empresa mantiene un colchón de liquidez que le permitirá afrontar sin problemas sus obligaciones en el caso de una demora en la resolución de los conflictos externos. De este modo, no hay razón alguna para pensar que un acuerdo en septiembre, noviembre o diciembre del 2015, le ocasionará mayores daños.
Para aquellos que invierten al mediano y largo plazo, es esperable que la empresa despierte, con algo más de rapidez en el caso de que se resuelva el conflicto durante el primer trimestre, permitiéndoles a sus inversores su tan merecida y esperada recompensa.

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