martes, 7 de abril de 2015

EL ROL AGROINDUSTRIAL EN EL DESARROLLO DEL PAÍS.

Al revisar nuestro pasado, evaluar el presente y proyectarnos al futuro, se hace evidente que necesitamos consensuar cuanto antes una nueva propuesta económica y social a mediano plazo para el país.
Por Arturo Navarro
Hay que salir de la coyuntura electoral y pensar con grandeza. Se trata de un compromiso entre todos los sectores y la dirigencia política para revertir definitivamente la actual decadencia, con un proyecto planificado de crecimiento y de desarrollo a largo plazo, en función de valores, objetivos económicos generales y objetivos sectoriales de política agropecuaria y agroindustrial a ser respetados por todos.
No estoy proponiendo un proyecto agroexportador tradicional. Estoy promoviendo que el país se convierta rápidamente en un gran exportador de alimentos para abastecer la creciente demanda mundial y de esa forma poder generar un desarrollo equitativo de todo del país junto a todos los otros sectores de la economía. La agroindustria es la industria más importante y competitiva del país, y la base fundamental para un desarrollo nacional equitativo por la acción geopolítica que genera.
¿El objetivo inmediato? Aumentar las inversiones, las fuentes de trabajo, las producciones y las transformaciones. Para exportar a todos los mercados del mundo y abastecer mejor el consumo interno.
¿El ejemplo a imitar? El de los emprendedores que motorizan diferentes cluster regionales en todo el país. Ellos logran integrar eficientemente las producciones y rompen la dinámica de la expulsión territorial de los trabajadores. Relativizaron el costo del flete transformando la materia prima en origen y agregando valor a lo transportado. Éste es el ejemplo a imitar y a generalizar en el país. Se trata solamente de poner al complejo agroindustrial –el más eficiente y competitivo del país–, en igualdad de condiciones con los otros sectores de la economía. Y de integrarlo en un proyecto nacional basado en valores fundamentales y con objetivos económicos generales y sectoriales.
Entre estos valores fundamentales está el respeto irrestricto a la Constitución y a las instituciones de la Nación, la defensa de la República y del federalismo, la construcción de capital social con base en la ética y al rescate del espíritu emprendedor y la promoción de la equidad distributiva para lograr un mayor equilibrio regional, que aliente las posibilidades de desarrollo y promueva la radicación de la población en el interior del país.
Además, una moderna y eficiente relación fiscal Nación-provincias. Los objetivos económicos serían lograr tasas sostenidas de alto crecimiento de la producción, atemperando los ciclos y las fluctuaciones bruscas, la promoción de inversiones atractivas en la Argentina, para que contribuyan a reducir las tasas de desempleo y promuevan el desarrollo regional. Esto alentaría a la población a radicarse en todo el territorio nacional.
Promover una mejor distribución de la riqueza personal, sectorial, funcional y regional, reduciendo los niveles de pobreza, eliminando la marginalidad y la pobreza extrema. Recuperar la cultura del trabajo, defender el valor de la moneda y la estabilidad de precios, a través de la independencia del Banco Central, el respeto a la seguridad jurídica de los inversores externos e internos y el cumplimiento de los compromisos por endeudamiento público.
Promover la inserción competitiva de la Argentina en el mundo, tanto a nivel comercial como financiero, asegurando políticas de Estado que atraigan inversiones externas e internas de largo plazo, orientadas al desarrollo económico y social, eliminando la discrecionalidad en el diseño y la ejecución de las políticas públicas, como primer paso en el combate a la corrupción. Promover la actividad emprendedora de nuestros ciudadanos, asegurando una tasa sustantivamente alta de creación de nuevas empresas y promoviendo el espíritu pionero, para rescatar el interior del país.
Cabe destacar que los objetivos sectoriales deben ser coherentes con los valores y objetivos generales. De esta manera se consigue que el interés particular de los actores económicos sectoriales vaya en línea con los intereses generales de la Nación y que las políticas se sostengan en el largo plazo, lo que las transforma en políticas de Estado. Entre ellas puedo mencionar:
1- Tipo de cambio nominal que asegure la protección de los sectores eficientes de la economía y no sea sometido a las fluctuaciones derivadas de su empleo como instrumento de política antiinflacionaria o de redistribución de ingresos.
2- No habrá control de cambio ni restricciones a operar en moneda extranjera.
3- Eliminación de restricciones cuantitativas, cuotas y toda traba para exportar e importar.
4- Política tributaria y de coparticipación actualizada, para un país federal.
5- No habrá derechos de exportación, excepto aquellos aprobados por ley del Honorable Congreso de la Nación.
6- Aranceles de importación no superiores al 10% para todos los bienes.
7- Libertad de precios para todos los bienes y servicios.
8- Promoción de los mercados a término.
9- Promoción del crédito y de la asistencia financiera en condiciones de mercado y asistencia promocional del BICE y del Banco Nación, especialmente para las pymes.
10- Promoción de las coberturas de riesgo climático, con participación del Estado hasta asegurar la generalización de su empleo, con racionalidad económica en los casos en que los riesgos sean imprevisibles y con primas de seguro que induzcan al productor a cubrirse.
11- Promoción de la Biotecnología.
12- Respeto a la propiedad intelectual y modernización de la legislación, adecuándola a estándares internacionales. Reglamentación del llamado “uso propio”, para que cumpla sus objetivos sin desalentar el desarrollo genético y biotecnológico.
13- Promover el cuidado del medio ambiente a través de una buena rotación de cultivos y el aumento de la productividad por unidad.
15- Política de infraestructura y logística para atender el crecimiento sostenido de la producción, del comercio y del transporte.
16- Promoción de cluster productivos regionales. El sector público agropecuario debe coordinar con el sector privado y los gobiernos provinciales y locales la promoción, con proyectos específicos y estratégicos, de una actividad principal y de sus servicios ligados.
17- Extender a la familia rural todos los beneficios de las políticas sociales y asistenciales de nivel nacional. Principio de no discriminación: en el campo también se necesita de la asistencia del Estado. En el campo también hay pobres, discapacitados y desnutridos.
18- Generalizar el empleo de las tarjetas inteligentes para asistir a los sectores de menores recursos, con subsidios explícitos al consumo alimentario con un plan universal, transparente y no clientelista.
FEDERALISMO. La situación económica, social y política del área de conurbano bonaerense actual es por la falta de un proyecto estratégico y planificado para el crecimiento y desarrollos equitativos de todas las regiones del país, que hubieran permitido arraigar a sus pobladores en sus lugares de trabajo y de residencia original. La falta de dichas políticas terminó generando las innumerables villas miserias en el cinturón del conurbano bonaerense, que está poniendo en juego las instituciones y va a terminar siendo un problema nacional si no actúa con urgencia y sensatez toda la dirigencia del país.
Lo más grave es que la falta de dichas políticas desde hace 60 años fue hecha premeditadamente por todos los gobiernos con la idea de promover una industrialización del país a costa del interior y del sector agropecuario, que terminaron siendo funcionales para mantenerse en el poder. Esto fue confirmado y consolidado definitivamente con la modificación de la Constitución del 1994, que determinó como distrito único el país y el voto directo del presidente de la Nación. Al terminar con el federalismo fiscal por la concentración de impuestos distorsivos en el Gobierno nacional, desapareció el federalismo y las posibilidades de construcción políticas alternativas, al perder independencia las autoridades para poder gobernar las provincias y las intendencias.
Hay que tener capacidad de soñar y consensuar un proyecto diferente si queremos cambiar la situación de todos los argentinos. Los objetivos enumerados son los principales para integrar definitivamente y en forma permanente al sector agropecuario y a las agroindustria, y consolidar así el complejo productivo más importante y competitivo del país, que, en igualdad de condiciones con los otros sectores de la economía, nos permitirá multiplicar nuestras producciones y exportar con valor agregado a todos los mercados del mundo.
Está en nosotros convertir esta propuesta en una realidad que achicará la brecha entre ricos y pobres, igualando a todas las regiones del país y a todos sus habitantes con un proyecto integrador para un desarrollo moderno del país.
ENVIADO POR SU AUTOR - http://www.arturonavarro.com.ar/

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