lunes, 25 de mayo de 2015

25 de Mayo

Por el Dr. Aníbal Hardy
25 de Mayo de 1810 (Próceres)
25 de Mayo 2003 (ganzúas)
25 de Mayo 2015 (enriquecidos)

El legado de nuestros próceres, esos que dejaron vida y bienes en favor de su patria, que no manejaban dinero espurio, que no se enriquecieron ilícitamente y optaron por renunciar a premios y prebendas, donando sus haciendas para el bien común. Y que todo lo que hicieron no fue con fines de lucro sino con premeditada vocación de pobreza. Su verdadero patrimonio fue la entrega inclaudicable en pos de una Nación Libre y Soberana.
Pero este “No es el caso de quienes nos gobiernan hoy”, integrando un poder caracterizado por las malas costumbres al momento de administrar los dineros públicos. Nuestra señora presidente, curiosamente ha mostrado una recurrente modalidad en sus habitualmente tediosos mensajes por cadena nacional. Y es que invariablemente oculta mencionar una palabra que por estos días le coloca un rótulo aniquiladoramente vergonzante al establishment: CORRUPCIÓN. Jamás la mencionó para prometer una lucha frontal contra este flagelo y como causa nacional.
“Todos somos buenos, pero cuando nos vigilan somos mucho mejores” dijo Juan Domingo Perón. Si el PEN hubiera controlado y vigilado obrando conforme a esta sentencia del fundador del justicialismo, hoy no se estarían destapando tantas ollas nauseabundas que, aunque se procure desviarlas de la calle Balcarce 50, salpican indubitablemente a la cima del poder.
Este gobierno no toca ministros de sospechosa conducta, lo que es un ilícito de extrema gravedad porque dinamita la credibilidad y la estabilidad de un país.
Un presidente está para proteger al Estado y a la sociedad de la corrupción y nunca para apañar y poner a resguardo a los corruptos. Esta perversión enquistada entre los pliegues del poder como una especie de perinola donde TODOS SACAN, es la palabra maldita que a ningún integrante del gobierno se le escucha públicamente. Sea por temor o por un automático mecanismo de defensa, termina convertido en un virtual gesto de admisión. Quien más obligado está a respetar una investidura, es aquel que la ostenta. Cuando ello no ocurre el cargo pierde todo su brillo y relevancia. Son los casos de delitos que se han denunciado contra funcionarios públicos nacionales por incurrir en cohecho activo o pasivo.
El gobierno hizo promesas durante toda la gestión desde 2003, diciendo celebrar en su primera “década ganada” como un hito refundacional, cuando ha tenido como sello distintivo la carencia de todo control, lo que significó una suerte de ganzúa institucional, para abrir las puertas al enriquecimiento ilícito.
Abogado - Desde Formosa
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