lunes, 29 de junio de 2015

Criollos: Ni tan españoles, ni tan indígenas

Por el Dr. Aníbal Hardy
Una vez en el poder, los gobiernos autoproclamados progresistas siempre llenan de derechos a las minorías: Matrimonio gay, lenguas aborígenes, retiro de crucifijos y de los símbolos patrios de los lugares públicos, aborto, cambios de sexo, y sobre todo la mutilación de la historia nacional reducida a la memoria de los grupos de de intereses “progresistas”. En definitiva, son injusticias para las mayorías nacionales,  que todos saben pero  nadie puede nombrarlas, para evitarse  un juicio por discriminación.
           En cuanto a la mentira de la historia, es bueno recordar que nacional, es un  concepto que viene de Nación y cuya raíz es el verbo latino “nasco” que significa nacer, es un proyecto político-cultural que un pueblo determinado busca darse en la historia del mundo. Lo nacional significa primero el lugar donde se nace, es algo vinculado a la tierra, de allí proviene el término nación, que se limita al país, y del  del paisaje, lugar donde habitan los paisanos. Pero no acaba allí la idea de nación y nacional sino que se extiende a aquello que pretendemos ser y hacer los paisanos como pueblo en la historia de mundo. La tradición nacional reclama para existir, alternativamente, estos dos elementos: país y proyecto, historia y futuro.
           Argentina nace de la interpretación más acabada de aquello que dio al mundo,  lo más genuino: el gaucho,  y que en toda Latinoamérica tuvo otras denominaciones. Se llamó hueso en Chile, montubio en Ecuador, cholo en Perú, camba en Santa Cruz, coya en La Paz, gaúcho en el sur de Brasil, borinqueño en Puerto Rico, ladino en Guatemala, llanero en Colombia y Venezuela, charro en México. Los valores que sustentan a este arquetipo de hombre, son, el sentido de la libertad,  el valor de la palabra empeñada,  el sentido de jerarquía y  la preferencia de sí mismo. Todos los  pensadores  nacionales  iberoamericanos, sostienen estos cuatro principios fundamentales del alma hispanoamericana.
           En esta gran casa que es América, que hospeda  a   aborígenes, gauchos y gringos,  que desde lo agreste hicieron a América buscando la posibilidad de ser plenamente hombres.
La primacía no se obtiene por la antigüedad, como nos quieren hacer creer hoy  las voces publicitadas del indigenismo,  la primacía la tiene aquel que llevó a su mayor perfección la forma de ser americano y este fue el criollo como producto de ese abrazo fenomenal, (aclaro entre hombres y mujeres)  que se produjo a partir del Descubrimiento de América  en 1492.  Donde españoles  y aborígenes dejaron de ser lo que eran hasta entonces para ser otra cosa distinta, diferente, nueva, surgiendo, el “ni tan español ni tan indio”: el mundo criollo, que llegó a su plenitud cuando solidificó un arquetipo humano que en Argentina fue el gaucho, el que fue definido acabadamente por el Facundo, el Martín Fierro, La Tradición Nacional, el Payador o Romances de Río Seco. Y que llegó a su plenitud política cuando fue bien interpretado por hombres como San Martín, Güemes, Rosas, Sáenz Peña, Irigoyen,  Perón y Frondizi.
           No nos dejemos engañar defendamos la tradición nacional argentina e hispanoamericana.
Abogado- Desde Formosa-
ENVIADO POR SU AUTOR

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