lunes, 11 de abril de 2016

7 FÓRMULAS PARA ENFRENTAR EL DÉFICIT HÍDRICO

Conozca a continuación las recomendaciones para lograr desarrollar una agricultura productiva en zonas áridas y semiáridas.
La sequía ha sido uno de los factores que más ha perjudicado el desarrollo de la agricultura en el país durante los últimos años. Así, los productores han debido reducir las superficies cultivables de las especies más demandantes del recurso, invertir en nuevas tecnologías e ingeniárselas para reciclar el agua al máximo. Incluso se estima que mientras la disponibilidad de agua para el consumo humano en el planeta —incluyendo al agro—, es de 9.500m3/año por habitante, en Chile es de apenas 5.475 m3/año por habitante, lo que refleja el crítico escenario local, según señalan los datos del Informe País de la Universidad de Chile.
En ese contexto, investigadores de Inia La Platinae Inia La Cruz, realizaron un estudio para determinar las estrategias que permitirán utilizar de mejor forma el agua para riego y establecer técnicas que permitan enfrentar una situación de restricción hídrica. Todo esto se plasmó en el Manual de Riego para Especies Frutales escrito por Gabriel Sellés, ingeniero agrónomo Dr., coordinador nacional del Programa de Frutales del Inia La Platina; y Raúl Ferreyra, investigador en Riego, Drenaje y Física de Suelo de Inia La Cruz.
“En el manual se entregan herramientas para determinar los requerimientos hídricos de las plantas, hacer programas de riego, y tener elementos de control del agua. Con estos antecedentes entregamos las bases para calcular el balance hídrico a nivel de los predios y definir cuánta agua se requiere para llevar adelante el sistema productivo implementado. También analiza la respuesta de un importante número de especies frutales respecto de los efectos del déficit hídrico”, comenta Sellés.
A continuación conozca las principales recomendaciones planteadas por este manual.
Las estrategias
1.- Ojo con la superficie: En aquellos lugares donde escasea el recurso hídrico es necesario ajustar la superficie cultivada a la dotación de agua disponible, de tal forma de privilegiar las especies frutales o permanentes en desmedro de las anuales, que sólo puede ser cultivadas en temporadas de buen suministro hídrico. Esta decisión permitiría suplir los requerimientos de las especies permanentes, logrando producciones normales y fruta de calidad.
2.- Preferir variedades tempranas: Esta decisión sería recomendable pues al escoger especies de cosecha temprana, en las etapas críticas que por lo general están asociadas a la floración y a las primeras etapas de desarrollo del fruto, éstas no coincidirán con la época del año de mayor déficit hídrico.
“Los cerezos, por ejemplo, se recolectan temprano, entonces los riegos serán con menos agua desde la cosecha en adelante. Por tanto el agua que no se ocupe en los cerezos se le pasará a la uva de mesa. Esto va definiendo estrategias de cómo definir el agua”, dice Sellés.
El experto explica que en función del tipo de especie vegetal, si se baja el agua existirá una caída en la producción, calibre y calidad de la fruta, entre otras consecuencias, lo que podría reducir su precio de comercialización. “Por ello a ese cultivo se le tendría que dar prioridad y sacrificar a otro que sea menos sensible al estrés hídrico. Ahí se van determinando los que tienen mayores requerimientos y los que son más sensibles”, añade.
3.- Almacenar agua y mantener la humedad: En aquellos sitios de bajo suministro hídrico es necesario almacenar el agua del suelo. Esto se puede realizar mediante el aprovechamiento de las aguas lluvias o regando en períodos de invierno. También se recomienda implantar frutales de buena profundidad radicular con el fin de aumentar la capacidad de almacenaje del suelo; y labrar la capa superior de la tierra para mejorar las condiciones de infiltración de agua y disminuir las pérdidas por evaporación.
4.- Preferir herramientas para disminuir la evapotranspiración: “Si usted está en sequía, lo primero que debe hacer es no perder el agua. ¿Cómo? Haciendo revestimiento de canales, implementando tranques y cubriéndolos, porque el 30% del agua se pierde por evaporación. Para eso recomiendo el uso de mulchs y coberturas de tranques de acumulación, entre otras herramientas”, asegura Sellés.
El investigador comenta que en riegos localizados en parronales se puede llegar a perder entre 20% y 30% de agua a través de la evaporación directa desde el suelo. Cabe destacar que esta agua se gasta pero no es utilizada por la planta. Eso se da porque la superficie se moja y —como se riega en alta frecuencia— el suelo queda húmedo, lo que genera que la evaporación producida sea muy alta. Para evitar que esto ocurra los expertos recomiendan utilizar mulch.
“Puede ser una cubierta hecha del mismo material de poda (se evita tirarlo entre hilera y se pone sobre hilera). Este colchón evitará que la radiación solar llegue a la zona que humedece el riego localizado y, por ende, que el agua se evapore”, comenta Sellés.
El uso de mulch, además, genera beneficios en el desarrollo del sistema radicular de las plantas. En uvas, más específicamente en Flame Seedless, se ha visto que el uso de mulch de sarmiento picado genera un aumento sostenido en el peso de las raíces finas. Esto es una excelente noticia para los productores, ya que éstas son las encargadas de la absorción, por lo que serían más eficientes a la hora de captar el agua disponible del suelo.
Además del mulch, se puede recurrir a la ayuda de otras herramientas, como el caolín, una película reflectante que sirve para cubrir el follaje de las plantas. El caolín es un polvo blanco similar al talco que refleja parte de la radiación solar incidente sobre el cultivo, lo que evita el golpe de sol en la madera y la fruta y mitiga los daños por estrés hídrico durante el verano.
La caolinita, un tipo de película, ha mostrado buenos resultados de aprovechamiento de agua en árboles sometidos a estrés hídrico y calor.
Los expertos recomiendan además el uso de mallas que disminuyen la radiación que cae sobre el huerto y/o aumenta la humedad relativa en torno a los árboles. De esta forma, la evapotranspiración es disminuida y, con ello, se ahorra agua para el riego.
En manzanos, por ejemplo, el uso de mallas ha generado que las temperaturas máximas medidas sean entre 0,2°C y 3°C más bajas debido a que interceptan la radiación incidente o efecto sombra. Además, genera un incremento en la humedad del huerto y una disminución en la transpiración de los árboles.
5.- Reducir pérdidas de agua en tranques y acumuladores: Para ello, se recomienda utilizar láminas de PVC en el revestimiento de las paredes y en el fondo del tranque, lo que permitiría eliminar las pérdidas por filtración. Las pérdidas por evaporación, en tanto, podrían ser disminuidas hasta en 60% al ser cubiertas con mallas raschell.
6.- Cambiar los métodos de riego: Se puede mejorar la eficiencia del riego mediante la tecnificación. El sistema de riego por goteo, por ejemplo, presenta pérdidas de sólo 10% de agua.

Los expertos además dicen que es importante contar con un adecuado sistema de distribución o entrega de agua al predio, por lo que recomiendan revestir las acequias de entrada con cemento, geomembranas o plástico; o bien reemplazarlas por mangas plásticas que sirvan como tubería de distribución del agua desde el canal hasta el tranque de acumulación.
7.- Ejercer un control del riego: Esta labor implica el control del funcionamiento del equipo de riego (control de presión y amperaje en el cabezal de riego, control de la presión y descarga de los emisores de riego) y el de la distribución de la humedad del suelo y el estado hídrico de las plantas.
Esta labor incluye la realización de un riego deficitario controlado. Esta técnica apunta a adecuar los aportes hídricos al comportamiento fisiológico del árbol; a reducir las cantidades de agua aplicados en aquellos períodos fenológicos que no afectan (o afectan en menor la cantidad) la producción y calidad final del cultivo; y a adicionar el cien por ciento de las necesidades hídricas del cultivo en los períodos críticos.
“Las estrategias de riego deficitario controlado implican regar con menos agua de lo que necesitan los frutales en determinados períodos, lo que se determina según el estado fenológico que tienen los frutales y su sensibilidad. Por ejemplo, en el caso de los duraznos conserveros, existe un periodo de crecimiento del fruto que es muy lento y en ese momento sería recomendable reducir los aportes del agua”, concluye Sellés.

FUENTE: DESDE PREGON AGROPECUARIO  http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=7905#p6kqEcC3C9LG40mS.99

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ARCHIVOS DE TEMAS DEL BLOG

Buscar articulos