lunes, 27 de junio de 2016

AL IGUAL QUE LA UNION EUROPEA EL MERCOSUR NECESITA REPLANTEARSE

La voluntad popular en Gran Bretaña se manifestó a favor de abandonar la Unión Europea. Esta crucial decisión no debería ser interpretada como un rechazo a la integración sino la consecuencia del hartazgo que generó una modalidad basada en estructuras supranacionales muy burocráticas y poco eficaces para promover el progreso. Se trata de una experiencia aleccionadora dadas las analogías entre el alicaído Mercosur frente al dinamismo que muestra la Alianza del Pacífico.
El referéndum en Gran Bretaña por el cual la mayoría de los votantes se inclinó por abandonar la Unión Europea causa consternación. A diferencia de la Comunidad Económica Europea que se creó en la posguerra para integrar económicamente a los países de la Europa occidental, la Unión Europea (UE) profundizó el proceso estableciendo la unión política. Esto derivó en la creación de una institucionalidad supranacional (Comisión Europea, Consejo Europeo, Parlamento Europeo, Corte de Justicia Europea, etc.). Entre los factores que explican el cuestionamiento de los británicos a la UE, aparece el escaso aporte a favor del progreso que hace esta burocracia.
Salvando las distancias, se pueden trazar paralelismos con los procesos de integración en Sudamérica. Mientras que en el Mercosur, liderado por Brasil y Argentina, se viene priorizando la constitución de una unión política (un hito testimonial es el Parlasur), la Alianza del Pacífico, constituida por Chile, Perú y Colombia, pone énfasis en lo económico para promover una integración más dinámica y eficiente con el resto del mundo.
Aunque es complejo evaluar de manera simple los resultados alcanzados por estos dos experimentos americanos de integración, una aproximación puede lograrse con el desempeño económico de los últimos años. En este sentido, según datos del Fondo Monetario Internacional, se observa que entre los años 2010 y 2015:
Brasil creció a razón del 1,0% por año y hoy sufre una profunda crisis.
Argentina creció a razón del 2,7% por año y está en estancamiento económico.
Chile creció 3,8%, Colombia 4,6% y Perú 4,8% por año y siguen creciendo.
Estos datos muestran que a los países de la Alianza del Pacífico les está yendo bastante mejor que a los países líderes del Mercosur y el Parlasur. Si bien el crecimiento económico depende de muchos factores, uno de decisiva importancia es el tipo de inserción del país en el concierto internacional. Los países de la Alianza del Pacífico se unieron para en conjunto comerciar más con el mundo, mientras que Brasil y Argentina se unieron para comerciar menos con el mundo y más entre ellos. Que Chile, Colombia y Perú generen tasas de crecimiento que casi duplican a las de Brasil y Argentina sugiere que, como le ocurre a la Unión Europea, el Mercosur no ha adoptado una estrategia de integración inteligente.
El ejemplo más ilustrativo es el Parlasur. Los defensores exaltan su rol como órgano de representación política de los pueblos. En la práctica, es una estructura sin funciones que genera costos innecesarios y generadores de deslegitimación de la política. El desprestigio y la degradación de esta institución se coronaron cuando se hizo explícito que uno de los ex funcionarios del anterior gobierno más comprometidos con actos de corrupción buscó utilizar la designación en el Parlasur para eludir a la Justicia nacional.
El Mercosur, para ser herramienta de progreso, debería cambiar su rumbo en la dirección que lo hace la Alianza del Pacífico. Más que una unión para profundizar el proteccionismo y reforzar las barreras comerciales de los países miembros, debería erigirse como un espacio de integración comercial para hacer negocios juntos y potenciar el comercio con el mundo. Aquí es donde el paralelismo con la Unión Europea se hace más evidente. Prevalecen los esfuerzos por sostener y expandir la burocracia supranacional (que fatalmente se superpone con instituciones políticas más descentralizadas y representativas) abandonando el objetivo principal que es potenciar el comercio para crear más oportunidades de crecimiento económico y desarrollo social.
La ciudadanía de Gran Bretaña optó por no seguir sosteniendo burocracias supranacionales que no se traducen en beneficios tangibles. Para Latinoamérica, y específicamente para la Argentina, es una experiencia aleccionadora. Es fundamental replantear críticamente la estrategia de inserción internacional subyacente en el Mercosur y la futilidad de organismos parasitarios. La Alianza del Pacífico señala el camino.
PUBLICADO EN IDESA -  www.idesa.org - enviado por mail

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