lunes, 4 de julio de 2016

El dólar, China y el Acuerdo de Shanghái

Hoy me parece muy importante explicarle cómo es el proceso que orquestaron las principales potencias del mundo para librar una Guerra de Divisas en forma “pacífica”. Haremos un raconto que se remonta a 2010 para que pueda entender cómo se arma este rompecabezas.
Preste atención ya que se trata de una historia fascinante.
La Guerra de Divisas empezó en 2010 con el yuan débil. Apenas pasó una semana sin que el Secretario del Tesoro Tim Geithner se quejara de la manipulación monetaria china y del yuan subvaluado.
Para 2011, China estaba mejor y Estados Unidos estaba atrapado en la rutina de bajo crecimiento saliendo de la recesión 2008–2009. Esto necesitó un dólar débil para darle a la economía estadounidense un empujón en la forma de exportaciones más altas, más trabajos en ese sector y más inflación debido a los altos precios de las importaciones.
Esa es la fórmula básica de las guerras de divisas, bajos precios de exportación para crear trabajos y altos precios de importación para obtener inflación.
Las guerras de divisas involucran devaluación de tu moneda como una forma de alivio monetario. La devaluación es lo que haces cuando no podes conseguir crecimiento de ninguna otra forma.
El problema es que no todos pueden devaluar contra todos los demás al mismo tiempo. Es una imposibilidad matemática. Tenés que tomar turnos.
En 2010 era el turno de China y en 2011 el de Estados Unidos. El dólar llegó a su punto más bajo en agosto de 2011.
En ese momento justo, el PBI de Estados Unidos creció 4,6% en el cuarto trimestre de 2011, el crecimiento más alto a nivel trimestral desde el fin de la recesión en 2009.
Esto fueron buenas noticias para Estados Unidos pero otra de las cinco familias estaba sufriendo: Japón. El país nipón necesitaba ayuda desesperadamente y salió a conseguirla continuando con las guerras de divisas. En diciembre de 2012, el Primer Ministro Shinzo Abe anunció un programa económico para reavivar el crecimiento japonés.
Fue llamado “Abenomics,” y tuvo tres “flechas,” que eran la política monetaria, la reforma estructural y la política fiscal. La política monetaria estaba explícitamente hecha para causar un yen débil. Funcionó. El yen rápidamente cayó de 90 a 124 al dólar. Esto le dio un empujón a la economía japonesa en 2013, como el dólar barato se lo había dado a Estados Unidos en 2011.
Mientras China, Estados Unidos y Japón se turnaban con una moneda barata entre 2010 y 2013, Europa sufría la enfermedad de un euro fuerte. Esto era el período de las recurrentes crisis de deuda soberana. Europa también tuvo dos recesiones en el camino. Para 2014, era momento de euro barato.
Se logró en dos etapas.
En junio de 2014, Mario Draghi y el Banco Central Europeo se movieron a tasas de interés negativas. Luego, en enero de 2015, Draghi introdujo “euro QE” (Quantitative Easing) lo que era una forma adicional de imprimir dinero.
El euro inmediatamente cayó abajo de U$S 1,05 en enero de 2015, y ha caído cerca de ese nivel varias veces desde entonces.
Como era el caso con otras devaluaciones, la economía europea tuvo un alivio. Dejamos de oír sobre la crisis griega después del verano de 2015.
La historia muestra que las guerras de divisas entre 2010–2015 procedieron de una manera ordena. Cada una de las cinco familias obtuvo algún beneficio económico (China en 2010, Estados Unidos en 2011, Japón en 2013 y Europa en 2015).
Aunque siguen las guerras de divisas, estaban siendo manejadas exitosamente por las cinco familias. Así es como opera la mafia cuando hay paz, todos se llevan bien, incluso con una desconfianza mutua en el trasfondo.
Pero en el verano de 2015, una nueva Guerra se desató en las cinco familias. China se fue por su cuenta y trató de abaratar su moneda sin consultar a los demás previamente. El 11 de agosto de 2015, China lanzó una devaluación del 3% del yuan en un día.
Todos sabemos lo que pasó después. Los mercados estadounidenses se hundieron. Para fines de agosto, los inversores miraban el abismo.
La Reserva Federal inmediatamente retrocedió con su plan de subir las tasas en septiembre. La suba fue puesta en espera y una suba en las acciones estadounidenses comenzó.
Lo mismo pasó entre diciembre de 2015 y enero de 2016. Esta vez, la Fed siguió adelante y subió las tasas de interés un 0,25% el 16 de diciembre de 2015.
China usó la suba de tasas como excusa para abaratar el yuan de nuevo. Esta vez, lo hicieron con sigilo. China movió al yuan hacia abajo en pequeños pasos día tras día. Los mercados no fueron engañados. Los participantes podían ver que el yuan caía e inmediatamente rebajaron aún más la devaluación.
Nuevamente, los mercados estadounidenses colapsaron en respuesta a la devaluación china. Entre el 1 de enero de 2016 y el 11 de febrero de 2016, las acciones estadounidenses tuvieron su peor comienzo de año en la historia. Y entraron en el territorio avanzado de corrección técnica (20% años de caída desde el máximo reciente).
La Fed salió al rescate de nuevo.
Oficiales como el Presidente de la Fed de Nueva York William Dudley dio una serie de discursos pacíficos y la Fed eliminó la posibilidad de una suba de tasas en marzo. De nuevo, las acciones empezaron con un alza de alivio. Entre mediados de febrero y mediados de abril, el daño del colapso de enero estaba deshecho y las acciones se recuperaron, gracias a la Fed.
Pero el juego se volvía peligroso. ¿Cuántas veces puede la Fed rescatar al mercado? ¿Cuánto tiempo los chinos jugarían con fuego al devaluar el yuan?
De hecho, China necesitaba un yuan más barato. La economía china es la segunda más grande del mundo. Está por sufrir un duro aterrizaje. Años de inversiones desperdiciadas, burbujas de activos, acumulación de deuda y corrupción estaban volviéndose en su contra.
El yuan chino estaba fortaleciéndose desde 2011 mientras Estados Unidos, Japón y Europa se turnaban para abaratar sus monedas.
Era el turno de China para un yuan débil. Así, llega el secreto Acuerdo de Shanghái.
Así estaban las cosas cuando las cabezas de las cinco familias se reunieron en Shanghái, China, el 26 de febrero de este año. Técnicamente, esta era una reunión del G-20 entre los ministros de finanzas y los oficiales de los bancos centrales.
Pero las formales reuniones del G-20 y el FMI son usadas para hacer reuniones informales privadas por debajo. Esta reunión en Shanghái era la excusa perfecta para que las cinco familias se sienten, lideradas por el jefe de los jefes: Christine Lagarde.
Estados Unidos, China, Japón, Europa y el FMI acordaron que el gigante asiático necesitaba un alivio. La segunda economía más grande no podía caer sin llevarse al resto del mundo con él.
Y si vamos al caso, Estados Unidos también se estaba debilitando. El crecimiento real del PBI en el cuarto trimestre de 2015 fue de un anémico 1,4%.
El estimado para el primer trimestre de 2016 de la Reserva Federal del Banco de Atlanta fue 0.3%, cerca de los niveles de recesión. No sólo los dos trimestres son extremadamente débiles, sino que la tendencia es bajista.
Parece que Estados Unidos se está dirigiendo hacia una recesión. Incluso si una recesión técnica es evitada, este débil crecimiento en la economía más grande del mundo tiene efectos dominó que tirarán abajo a la economía global.
Con China y Estados Unidos debilitándose, era tiempo para otro cambio en las guerras de divisas.
El problema era cómo debilitar la moneda china sin destruir el mercado global. Lagarde no quería una repetición de lo que había pasado en agosto de 2015 y enero de 2016.
El propósito de la reunión en Shanghái era elaborar un plan para darle un alivio a China sin causar pánico global.
Los traders estaban enfocados obsesivamente en la tasa de intercambio del yuan/dólar (el símbolo ticker es CNY/USD). Si CNY/USD podía no ser perturbada, los mercados podrían no notar inmediatamente lo que se estaba haciendo.
La solución era actuar en Estados Unidos, Europa y Japón mientras China no hacía nada. Esto era el corazón del Acuerdo de Shanghái.
Europa y Japón ajustarían su política y fortalecerían sus monedas. Estados Unidos debilitaría el dólar y relajaría su política. China mantendría al dólar congelado para que la CNY/USD no cambie.
Un euro y yen más fuertes es lo mismo que un yuan más débil, desde la perspectiva china. China tiene una relación comercial más grande con Europa de la que Japón tiene con Estados Unidos.
Un alivio para China a partir de un euro y yen fuertes es significativo. Al mismo tiempo, un dólar débil significa un yuan débil si se mantiene el congelamiento.
Esa es la esencia del Acuerdo de Shanghái. China no hace nada pero obtiene una importante devaluación en las guerras de divisas y nadie lo nota porque el CNY/USD está firme.
Así se mueve el mundo hoy.
Atentamente, Jim Rickards. De Inversor Global 

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