jueves, 11 de mayo de 2017

Campora Vs. el 2x1. Por Anibal Hardy

Resultado de imagen para justiciaCuando Néstor Kirchner llegó a la Casa Rosada, en el 2003, escribí una editorial titulada '¿Quién votó a los montoneros?'. En ella, entre otras cosas, decía que 30 años antes, también un 25 de Mayo, asumía la presidencia Héctor J. Cámpora, y que el modelo de Kirchner era Cámpora. Los que conocen la historia del peronismo, saben que Cámpora fue un personaje menor, caracterizado por su obsecuencia durante las primeras presidencias de Perón. Llegó a presidir la Cámara de Diputados, en esos años en que Eva Perón dijo: 'Me muevo rodeada por una corte de serviles y alcahuetes'. El mejor ejemplo de ello, tal vez era Cámpora. Una anécdota lo pinta de cuerpo entero. En una oportunidad, Perón le pregunta la hora, y 'camporita' le responde: 'La que usted quiera, General...' Por eso le decían 'el mucamo'. Hugo del Carril contaba que, tras el golpe de estado de 1955, le tocó ser preso político en el sur junto a Cámpora y otros ex funcionarios del régimen depuesto. 'Se quejaba y lloriqueaba todo el día. Decía que él no había hecho nada. Que el que manejaba todo era Perón. Los compañeros de prisión lo despreciábamos...'
Cuando Lanusse convocó a elecciones generales para 1973, Perón seguía proscripto desde 1955. No podía ser candidato. Entonces, en una de sus típicas jugadas, anuncia que el candidato va a ser Cámpora, su delegado, su 'mucamo'. Una muestra del espíritu burlón y 'cachador' de criollo a veces taimado que tenía Perón. 'Sigo proscripto, pero a esta elección la gano poniendo a cualquiera. Hasta con camporita les gano...' Fue la respuesta irónica a su proscripción.
Pero la conducción de Montoneros vio en esa candidatura de Cámpora la posibilidad cierta de 'hacerle un corte de manga al Viejo', y entornaron al sonriente 'mucamo'. Tras el triunfo electoral del 11 de Marzo de 1973, el Presidente constitucional no era Perón, sino Cámpora. Y allí surgió lo que se conoció como 'camporismo'.
Un ensayo fallido
La duración del 'camporismo' en el poder fue breve, agitada y tumultuosa. Duró apenas desde el 25 de Mayo hasta el 20 de Junio de ese años '73. En menos de un mes, Cámpora se limitó a hacer lo que le ordenaba la cúpula de Montoneros, y el país fue envuelto en el caos. Se liberaron los terroristas condenados por la Justicia, los que estaban procesados y delincuentes comunes, algunos con captura internacional como Francois Chiappe. Se produjeron las 'tomas' y 'ocupaciones' de universidades, colegios secundarios, emisoras radiales, canales de TV, oficinas públicas y estaciones de ferrocarril y micros. Se quemaron los prontuarios y archivos delictivos en la sede de la Policía Federal. Se hostigaba a dirigentes gremiales como José Ignacio Rucci, titular de la CGT, acusándolos de 'burócratas sindicales'. Los atentados se sucedían día tras día.
Era 'la patria socialista'. Habían llegado al poder. Especulaban con la precaria salud de Perón. 'Al Viejo no le queda mucho de vida. Hay que atalonarse con Cámpora, que es el Presidente. Perón es como la estampita de Ceferino Namuncurá. Nosotros somos la vanguardia revolucionaria, que llevará al socialismo'. Así lo decían en los documentos que hacían circular profusamente.
Pero, Perón no se conformaba con ser una estampita. Indignado, ordenó a Cámpora que viajara a Madrid, y allí lo sometió públicamente a humillantes castigos verbales delante de testigos: '¿Qué me ha hecho Cámpora? Me ha llenado el gobierno de putos y de zurdos. Esto es una vergüenza y una infamia...'
La fecha del anunciado retorno de Perón al país, 20 de Junio, fue la elegida para eliminar físicamente al líder justicialista, en Ezeiza. Desaparecido Perón, las organizaciones guerrilleras seguirían gobernando con Cámpora.
Advertido por su amigo Vicente Solano Lima, Perón aterriza en la Base Aérea Militar de Morón, mientras en Ezeiza la custodia peronista asignada a la seguridad del acto desbarataban a sangre y fuego la intentona terrorista.
'El poder nace del fusil'
Cámpora fue obligado por Perón a renunciar, y luego sería expulsado del Partido Justicialista por 'traición'. El 6 de Setiembre, Montoneros pasa a la clandestinidad. Triunfa en las elecciones del 23 de ese mes Perón con el 62 % de los votos y Montoneros asesina a Rucci el día 25. Continúa el accionar terrorista. Perón expulsa a columnas de la organización Montoneros de la Plaza de Mayo, tras calificarlos de 'estúpidos, imberbes'. Montoneros comienza a operar coordinadamente con FAR y ERP. Todo un gran aparato subversivo, que no quiere elecciones, ni democracia, ni partidos burgueses. Buscan la toma del poder por la vía armada, para imponer el socialismo, porque como les enseñó Mao: 'El poder nace del fusil'.
Entre 1969 y 1979, se produjeron 21.642 acciones subversivas; 5.215 atentados con explosivos; 1.052 atentados incendiarios; 1.311 robos de explosivos; 132 robos de material incendiario; 2.013 intimidaciones armadas; 52 atentados contra medios de prensa; 1.748 secuestros; 1.501 asesinatos; 551 robos de dinero; 589 robos de vehículos; 2.402 robos de armamento; 40 robos de documentos de identidad en blanco; 17 robos de uniformes; 19 robos de equipos de comunicación; 73 robos de equipos médicos; 20 copamientos de localidades; 45 copamientos de unidades militares, policiales, y FFSS; 22 copamientos de medios de prensa; 80 copamientos de fábricas; 5 copamientos de cines y teatros; 261 repartos de víveres robados; 3.014 actos de propaganda revolucionaria; 157 izamientos de banderas subversivas y 666 actos intimidatorios. En 1974, se instala un foco guerrillero en el monte tucumano con integrantes del ERP y apoyo de Montoneros. Estas cifras y datos escalofriantes fueron constatadas por sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal Federal en 1985.
Los métodos gangsteriles
Siempre hubo en las organizaciones subversivas un remedo de los métodos empleados por los gángsters de Chicago. También habría que agregar a Al Capone en la lista de sus ideólogos e inspiradores. El secuestro extorsivo, el amedrentamiento, el asesinato, los robos y asaltos a mano armada, y la 'venta de protección'.
Quien no aceptaba 'comprar protección' a las bandas de gángsters, recibiría seguramente la visita que lo haría cambiar de opinión y pagar: su casa o su empresa serían ametralladas o incendiadas, su automóvil volaría en mil pedazos o algún familiar se caería por el hueco de un ascensor. La subversión llamaba a esto 'impuesto revolucionario', versión socialista de la 'venta de protección'.
La llegada de los Kirchner al poder puso en práctica las ideas que caracterizaron a los grupos subversivos, que fueron oficialmente reivindicados. Muchos cuadros integrantes de aquellas organizaciones ilegales pasaron a ocupar funciones de gobierno y otros permanecieron entre bambalinas. Lo cierto es que desde el primer momento, el grupo gobernante tomó distancia de Perón y de su ideología, a la vez que desataba una guerra contra lo que en los manuales marxistas se denomina 'sociedad burguesa'.
Así, se atacó a la Iglesia, a las Fuerzas Armadas, a la Policía y Fuerzas de Seguridad, a los empresarios, a los hombres de campo y la prensa. Se ejerció presión sobre supermercadistas, sindicalistas, gobernadores, intendentes y legisladores.
Las arbitrarias retenciones agropecuarias, reemplazaron al 'impuesto revolucionario'; la amenaza de la AFIP a algunos, la Ley de Radiodifusión y los Observatorios de Prensa, se emplearon contra otros. Las fuerzas de choque sirvieron para amedrentar la protesta espontánea de la población. Las operaciones mediáticas de acción psicológica sirvieron para ocultar la inflación y la corrupción. El fraude electoral y la compra de votos aseguraron el objetivo del triunfo en los comicios menos transparentes de los últimos 25 años. Kirchner sucedió a Kirchner.
El resultado de todas estas acciones fue el caos, el aumento de la pobreza y la desocupación, la concentración de la riqueza en pocas manos amigas del poder y el enfrentamiento del gobierno con toda la sociedad, alzada en una verdadera pueblada. Los países serios del mundo asisten perplejos al triste espectáculo de una Argentina convulsionada, sumergida en el caos y la irracionalidad.
De allí que resulte legítimo, a esta altura de la historia, preguntarse: ¿Ahora muchos peronistas se desgarran las vestiduras con el 2X1?

Aníbal Hardy - Enviado por su autor

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