viernes, 4 de agosto de 2017

QUIEN MANDA A QUIEN, EN ESTA ANARQUIA NACIONAL. Por CESAR GUILLEN CITTERIO

Resultado de imagen para venezuelaAparte de algunos interesados, una cosa debe tener clara la sociedad civil venezolana, y es que en realidad no hay un liderazgo opositor que oriente las estrategias necesarias ante el criminal régimen que enfrentamos. Las organizaciones políticas están disminuidas, porque no han entendido la actual realidad política de la nación. No se trata de la tradicional contienda de idea y, estrategias electorales para acceder al poder. Lo del cínico fraude constituyente vuelve a echarnos en cara quienes son y ahora hasta desafían para que vayamos a chillar que nos hicieron fraude de nuevo.
Líderes que en estos trágicos momentos que atravesamos, aparentan no tener la respuesta y sobre todo el coraje para organizar a la sociedad quien los eligió, se han agotado en una serie de interrogantes y confusiones de orden táctico, aun cuando en lo estratégico la sociedad tiene claro desde hace tiempo que debe salir del régimen a como dé lugar. Los héroes que han muerto y los valientes que están presos no cuentan con el más mínimo respeto ni apoyo del liderazgo opositor mediático.
Sigue el inútil derramamiento de sangre joven mientras persiste la leguleyeria y el cumplimiento de los lentos pasos democráticos que requieren los organismos internacionales para poder incidir en la resolución nuestra crisis. Esto ha aumentado la desesperación ante una situación que no puede dársele respuesta a través del manejo político tradicional, pues nos enfrentamos a una dictadura comunista.
Las ambiciones que en un primer momento demostraron los líderes opositores de los partidos de la MUD, al creer que el régimen podría ser derrocado democráticamente con argumentos y denuncias formales de violación a la constitución, obstaculizaron otras estrategias para la lucha efectiva contra la opresión criminal. Quedaron al desnudo sus apetencias presidenciales y el egoísmo partidista para controlar la mayoría de los cargos políticos en los gobiernos regionales y municipales.
En la actualidad, sobrepasada por la realidad y la sociedad civil, con pasos inciertos y timoratos, algunos contradictorios, intentan retomar el liderazgo en la lucha a través de la campaña mediática con el respaldo de los tradicionales intereses económicos de siempre. No parece haber intento alguno de acordarse con el resto de la sociedad opositora, esa que suma 7 millones, para hablar claro y liberar al país de una forma valiente y decisiva. De denunciar ya abiertamente a estos desesperados "patriotas" que reciben instrucciones de la Habana y financiamiento de la corrupción y el narco lavado.
Hasta ahora parece haber sido preferible demorar con intermediarios extranjeros, sin que sepamos el objetivo de esos acuerdos. Aquí la única solución es derrocar al gobierno y formar una junta de transición. La sociedad venezolana ha aprendido con amargura y dolor, la clase de gente que aquí ha conducido al país, no ve salvación ni esperanza en la vieja dirigencia política. Esa que intenta mantenerse en la escena política como los representantes legítimos de la sociedad a costa de la sangre joven derramada.
Lo que queda es la lucha abierta en la calle, contra estos criminales revolucionarios y los opositores light o colaboradores y sobre todo contra la barbarie que anida en los cuerpos de seguridad y el excremento de la GNB. Llegamos a un punto de no retorno, grave, cruel, injusto, pero necesario para poder obtener la libertad y de recuperar al país de este foso político, social y sobre todo moral donde está sumergido.
ENVIADO POR SU AUTOR, DESDE VENEZUELA

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