sábado, 30 de diciembre de 2017

La claudicación del Banco Central. Por Ivan Carrino

Querido lector, 
Era martes por la tarde cuando se anunció oficialmente una conferencia de prensa para el miércoles por la mañana. 
Iban a estar en la misma el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, el Ministro de Hacienda, el de Finanzas y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. 
¿Qué tenía que hacer Sturzenegger ahí? ¿No tenemos un Banco Central Independiente? 
Había alguna probabilidad de que fuera un anuncio positivo, pero lo cierto es que todos esperábamos algo malo. 
¿Por qué? ¿Qué necesidad de hacer un anuncio rimbombante a pocos días del cierre del año, con una economía en pleno proceso de estabilización? 
El rumor era que iban a cambiar las metas de inflación y que, por supuesto, éstas iban a ser más fáciles de alcanzar. 
Dicho y hecho. Esta mañana fue Nicolás Dujovne quien sostuvo que iban a “recalibrarse” las metas. 
Así, el cuadro de ahora en más quedará: 
• 2018: 15% 
• 2019: 10% 
• 2020: 5% 
“En cinco o seis años vamos a tener la inflación de un país normal”, había dicho Sturzenegger después de una conferencia. Fue premonitorio. 
Ahora acá hay varias contradicciones flagrantes. Veamos… 
Peña dijo: 
1) Que la inflación era el impuesto más perverso que podía haber. 
2) Que el Banco Central debía ser independiente. 
Caputo, a su vez, afirmó: 
3) Que el compromiso de bajar la inflación de Federico Sturzenegger era crucial para reactivar la inversión en el país. 
Ok, si 1; 2 y 3 son ciertas: ¿por qué le piden al Banco Central que obtenga una mayor inflación en 2018 y que “desinfle” más lento? ¿Cuál es el beneficio esperado? 

Volviendo al asunto principal, lo único que se me ocurre es que en el gobierno creen en la teoría de que “un poquito de inflación es buena para el crecimiento” y que “tasas más bajas de interés harán subir al dólar, ganando competitividad para la economía”. 
¿Un poquito de inflación? Recordemos que estamos en el top 10 mundial de inflación en el mundo. Esto no tiene nada de positivo. 
Por otro lado, si sube el dólar porque hay más inflación, no hay ninguna ganancia de competitividad. Es decir, la política monetaria no puede mejorar la competitividad a menos que sea bajando la inflación y dando previsibilidad a futuro. 
El dólar arrancó el día con una suba en el mercado de futuros, reflejando que se viene más inflación. 
Ahora la pregunta es: si con la meta anterior y la tasa “alta” la inflación no llegó al objetivo… ¿hay espacio para bajar las tasas de interés? No cumplir la nueva meta más accesible sería realmente un muy mal escenario para 2018. 
Para resumir, esta es una mala noticia con un impacto incierto. A corto plazo podría haber un mayor repunte económico, pero al precio de una mayor inflación, el “impuesto más perverso” que hay. 
El estado profundo que gobierna el país, y que describo en mi libro, le ganó a la economía, como tantas otras veces en la historia. 
Esperemos que los efectos no sean tan negativos como esperamos. 
Feliz año nuevo, 
Iván Carrino 
Director de CONTRAECONOMÍA

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